UN BARÇA A MEDIO GAS Y VILLA NO ESPABILA

Otro partido propicio para marcar, y el delantero centro del Barça, se fue de vacío. David Villa se quedó en blanco en otro duelo con goleada. Y esa es la única nota negativa del encuentro que ayer disputó el FC Barcelona en Atenas, contra un flojo Panathinaikos, que ni quiso, ni pudo, hacer daño a un conjunto muy superior, y que tuvo que bailar al son del Cant del Barça. Le endosó un 0-3, pero si hubiesen necesitado dos más, a buen seguro los habría metido.

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Jugaron los de Guardiola a medio gas, empezaron moviendo la pelota de un lado a otro del rectángulo, sin profundidad alguna, como flotando al rival. Sin tan siquiera disparar a portería. Los griegos con dos líneas de cuatro muy atrás y excesivamente juntas no daban opción. Tuvo que ser una contra helena, rematada por Cissé y que despejó una mano prodigiosa de Valdés, la que despertase a los azulgranas de su letargo. Hasta ese momento no había noticias del tridente ofensivo culé.

A partir de ahí, espabilaron, así, un tuya-mía entre Alves y Pedro, la culminó el tinerfeño de disparo cruzado ante la salida de Tzorvas, el portero fue el mejor de los suyos. Ni por esas los del trébol salieron de su guarida, jaleados por su vociferante hinchada, siguieron atrincherados en su bunker, dejando pasar los minutos ante la enorme diferencia de potencial que observaban y sufriendo los rondos interminables a los que eran sometidos.

En la reanudación, los blaugranas buscaron el k.o. por la vía rápida, pero sin mucha intensidad en el juego, ni en la presión. Sólo dos genialidades de Iniesta mataron definitivamente el partido. Dos sutiles asistencias del crack manchego, sirvieron para que Messi anotase su gol 150 con el Barça, en una bella jugada de asociación que mareó a los verdes; y para que Pedro sumase su doblete particular y sentenciase el choque. Con el tercero en el marcador y el liderato del grupo asegurado, hubo contemporización, pacto de no agresión entre los dos contendientes y cambios varios pensando en el choque de trenes del próximo lunes, porque ahora sí, ya se puede hablar del clásico.