Muchos son los que en las últimas horas y tras la brillante final de Wembley se han convertido al barcelonismo, las redes sociales echaban humo queriendo seguir al FC Barcelona tras su impresionante exhibición del sábado ante los diablos rojos del United. Voces autorizadas se han rendido al poderío y a la belleza del fútbol practicado por los azulgranas. Alex Ferguson, Marcelo Lippi, Arsene Wenger, Ottmar Hitzfeld, Just Fontaine, Diego Maradona y un largo etcétera, todos creen a ciencia cierta que el Barcelona es el mejor equipo de la historia. Ya no le resisten comparaciones ni el Madrid de Di Stéfano, ni el Ajax de Cruyff, ni el Milán de Sacchi, todos rinden pleitesía al más excelso equipo que dio la historia del fútbol, al Barça de Guardiola.
Viñeta de Caye en Sport
.Todos menos uno, el tal Jose Mourinho, ¿por qué?¿Por qué Mourinho?¿Por qué?. Del luso no se ha escuchado nada parecido a lo que dijo su colega Ferguson, (al que por cierto aconsejó para la final de Wembley), que “nunca nadie les había dado una paliza semejante”, y mira que el portugués se llevó una más gorda ( 5-0, la manita del Camp Nou). Los grandes entrenadores se asoman en las victorias y en las derrotas, pero hay algunos que prefieren insultar, faltar al respeto, parapetarse tras su segundo entrenador para seguir diciendo sandeces abazofiadas y seguir esperando a su San Martín.
La camiseta conmemorativa que lucía el Barça tras la consecución de la Champions League, rezaba: “El fútbol te devuelve lo que le das”.¡Qué gran verdad!. A cada uno lo ha situado en el sitio que le corresponde. Y por si no estaba suficientemente claro, Piqué subrayó que “ni nos drogamos, ni nos tiramos, ni compramos árbitros; sólo jugamos al fútbol”. Qué lejos y qué pequeña queda la Copa del Rey que ganó el Madrid, ya pareció ridículo que la sacasen a relucir dos veces por la capital, pero ahora tras la Liga y la Champions sumadas por el Barça queda irrisorio y grotesco aquel doble paseo copero. Pero el fútbol ha devuelto a cada uno lo que le ha dado.
Todo el mundo del fútbol se ha rendido a la clase magistral que dieron los de Guardiola en la catedral del fútbol, Wembley, ante todo un Manchester United, empequeñecido por este Barcelona de leyenda. Ayer la Ciudad Condal se echó a la calle para festejar el doblete de su equipo: Liga y Champions. Con la camiseta para la ocasión que rezaba: “Campions” en el pecho y en la espalda un esclarecedor: “El fútbol te devuelve lo que le das”, llegó el equipo al Camp Nou para rematar el fin de fiesta con los seguidores culés.
Un partidazo en el que se impusieron los azulgranas por 27-24, gracias al acierto de Nodesbo en ataque (8 goles) y a los paradones de Saric en la portería. El guardameta bosnio fue decisivo para levantar la Copa, como ya la fuera el portero del Kiel, Omeyer, en la final del año pasado, que se le escapó al Barça en los últimos compases del encuentro.
La decisión fue la correcta, cuando estás en puertas de una final de Champions, con lo que ha costado llegar hasta ella, hay que evitar cualquier imprevisto de última hora. Una vez que te has quitado esa rémora de encima, lo único en que se tienen que centrar los jugadores es en preparar ese partido tan importante, en las mejores condiciones y con una absoluta tranquilidad. 
Contra el Málaga en el estadio de La Rosaleda redondeó la marca con la victoria número 30 en esta Liga. A pesar de jugar con muchos jugadores del filial y con teóricos suplentes, los azulgranas derrotaron a los boquerones por un contundente 1 a 3. Bojan tiró del carro con el brazalete del capitán, e igualó el choque de penalti, igualando el tanto con el que se había adelantado el equipo blanquiazul, obra de Seba.
Guardiola ha preparado para la ocasión un plan específico de trabajo para llegar a la cita europea en óptimas condiciones físicas y mentales. En estos momentos los jugadores azulgranas están realizando una elevada carga de trabajo, para continuar con un miniciclo que conllevará una carga de entrenamientos mucho menor.
Un pasillo al campeón y la entrega del trofeo que lo acredita como el mejor equipo de este campeonato, serán los alicientes para el equipo azulgrana, que además tratará que los titulares no pierdan el tono y que los suplentes lo adquieran. Otro incentivo será mantenerse como el mejor equipo de la liga en casa, quince victorias consecutivas avalan esta brillante trayectoria.
Y esa afirmación la ha mantenido Guardiola desde el primer partido de la temporada, por mucho prestigio que tenga la Champions, el titulazo era la Liga. Un entorchado brillante y meritorio al máximo, no sólo por la excelencia en el juego con el que se ha conseguido, sino también por la dureza y el desgaste que ha supuesto ganarla con el hándicap de venir de disputar un Mundial hasta la final, donde “la BlauRoja” jugaba con ocho jugadores del Barça.
Al Barça le ha venido bien liberarse de tanta sobredosis de clásicos, ello a pesar de jugar contra un equipo que podía jugar con idénticas armas que el Madrid, pero con mucha menos calidad individual. Salieron con ímpetu los de Pochettino, pero les duró un suspiro, lo que tardaron Xavi e Iniesta en comandar las operaciones desde la medular, con una altísima velocidad de circulación del esférico. El de Fuentealbilla, dio un recital, con un estilo a la altura de los más grandes, tocó, dribló, contemporizó y hasta se permitió romper algunas cinturas, entre ellas la que sirvió para abrir el marcador, con un recorte exquisito y un remate al palo corto, que batió a Kameni. Un nuevo fallo de Villa sólo ante el portero y algún destello de Messi finiquitaron los primeros 45 minutos.
Dicho lo cual, el 2 a 1 que la Real Sociedad le infringió al FC Barcelona, merece un análisis con total abstracción del choque que se disputaba en la Castellana, pues parece ser que como perdieron los dos candidatos al título, el mal es menor y todo se pasa por alto. No entiendo el porqué. Quedando claro que el Barça no jugó un gran partido y que la displicencia azulgrana fue la nota dominante sobre el césped de Anoeta, no es menos cierto que el trío arbitral quiso ser más protagonista que txuri urdines y blaugranas juntos, y bajo ningún concepto se debe dejar pasar que, a pesar de ser uno de los partidos más flojos de los culés en lo que va de temporada, el gol de Milito de estético cabezazo fue anulado por un offside inexistente a todas luces. Y que del 1-2 que suponía ese lance, se pasó al marcador inverso por un penalti de broma que se inventó colegiado y que a punto estuvo de detener Pinto. Una concatenación de errores en un instante que impidió igualar la mejor racha de partidos invictos en liga de los culés, récord que precisamente ostentan los donostiarras.