Tuve la suerte de ver en vivo y en directo al gran Barça de las 6 Copas en Valladolid. ¡Qué gozada! La primera parte al lado de la mejor banda derecha del mundo y posiblemente de la historia del fútbol. En la segunda parte pensé que me perdería esa banda de cerca, pero no ocurrió así, el juego se cargó más por el lado de Henry y con desdoblamientos de Abidal.
Los comienzos fueron dubitativos por parte azulgrana, los pucelanos presionaban muy bien la salida de balón, hubo muchos problemas para sacar la pelota jugada, pero para Guardiola esto es innegociable, y por ello Valdés tuvo que estar más activo de lo habitual, realizando paradas de gran mérito y salvando al Barça en varias ocasiones. Pero el Barça es mucho Barça, y dos cabalgadas de Alves por Su Banda devengaron dos goles en un visto y no visto. En el primero, Xavi remató de bello escorzo un centro medido del brasileño, y en el segundo, un centro chut del propio Dani se envenenó y se coló por la escuadra de la portería blanquivioleta.
A partir del 0-2, el medio campo blaugrana controló el partido como si de un rondo gigante se tratase, unos estratosféricos Xavi e Iniesta movieron el balón a sus anchas con una calidad digna del mejor fútbol del planeta, arrancado aplausos de la grada, con sus recortes, con sus pases de apertura del campo, con su proteccionismo del cuero, con su templanza en el manejo de la situación. Qué maravillosa sinfonía de fútbol-control para las retinas de los futboleros. Y qué decir de Keita, que rebañó todo lo que pasó a su lado, pero “su lado” era toda la medular. ¡Cuánto espacio ocupó el malí! Destruía y construía en décimas de segundo. Un coloso.
En el descanso se produjo la mayor cata de vino jamás hecha en un estadio, era un Emina sin alcohol en envase de flash para niños. Nada de sabor redondo en boca, ni reminiscencias de cardamomo. Vamos, un mosto con apariencia de rosado.
En la reanudación, más de lo mismo, tiqui-taca blaugrana, fútbol de una sola dirección, la de la meta vallisoletana y multitud de ocasiones para una goleada, pero se quedó en el 0-3, obra de Messi a pase medido de Ibrahimovic, el sueco no estuvo fino en el partido, pero en el balance final te das cuenta de que siempre suma. Tuvo ocasiones de incrementar el casillero, pero no estuvo afortunado, al igual que Henry que tampoco acertó con el marco rival, y lo mismo ocurrió con Iniesta, Keita y Messi en varias ocasiones, que no pudieron batir más veces a Justo Villar. Pero que sirvió para cerrar una primera vuelta de récord, invicto en la primera mitad del campeonato liguero.
Mención especial para Puyol, que lo cortó todo, se anticipó siempre y dio una lección de concentración y de ubicación en el eje de la zaga. Y además fue de los pocos que tras el pitido final y ya luciendo torso desnudo, alzó los brazos desde el círculo central en dirección a los seguidores-suppporters culés y agradeció con aplausos el apoyo de los pucelanos, de los palentinos, de los leoneses, de los zamoranos, de los burgaleses, de los salmatinos, de los madrileños, de los japoneses y… de todo el mundo. Porque el Barça está en todo el mundo y todo el mundo está en el Barça.
