Jarreaba agua cuando bajé a una cafetería ajena a mi ciudad para seguir al Barça de mis amores. En los preámbulos sonaba el “Whith o without you” de U2, recordando otros amores de otros tiempos. El luminoso del bar rezaba “Vistalegre”, mala plaza para seguidores culés. Y para colmo, se nos unió un cuñado merengón. Turbios presagios para un partido comprometido.
Suele pasar, celebración prepartido, jarro de agua fría postencuentro. El Villarreal que siempre es más submarino amarillo que nunca cuando juega contra el Barça, volvió a ejercer como aguafiestas. Ofrecía el Barça las 6 Copas a su afición, con brillo de metales, fuegos de artificio y acogedores pasillos, cuando de repente se encontró con el balón rodando y en frente una buena copia del propio Barça, un equipo castellonense presionando muy arriba los 90 lluviosos minutos y dominando el centro del campo, con un Senna omnipresente, robando y repartiendo juego. En ciertas fases del choque, hasta me pareció que los azulgranas se encontraban cómodos a la contra. Pero es lo que toca, ya se ha visto en otras ocasiones que si ahogan a Xavi, se hace difícil el juego de toque y posesión. Ahora, eso se va a agudizar, se prevén tiempos de asfixia con la no presencia de los africanos oxigenando la medular.
Si a todo esto, unimos un tándem Ibra-Henry desafortunado, un Jonathan Do Santos con brotes verdes, un Piqué con torrija navideña , un Iniesta saliendo de una lesión y un arbitraje anticasero, pues nos topamos con el primer susto del año nuevo. Y así, entre aguas turbulentas y submarinos, volaron los primeros puntos del Camp Nou de esta temporada. No se puede ganar siempre y como apostilla Pep: “este empate nos hará más fuertes”. Si Guardiola lo dice … Amén.
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