Vaya máster impartieron en el corte, en la anticipación y en la cobertura este par de dos en el duelo champions ante el correoso Dinamo de Kiev. Puyol lo cortó todo, todo y todo. Piqué impuso su temple y autoridad. Fueron “sobrados” como vulgarmente se dice.
Y tuvieron que estar firmes y contundentes, pues el rival aparcó especulaciones y respetos en casa, y se dispuso a amargar el estreno del campeón en su feudo. Les funcionó la conjura, parece que el espíritu de Lobanovski sobrevolaba el Camp Nou, el propio Shevchenko renació de sus cenizas para asemejarse al Sheva ejecutor de hace una década y Shovkovskyi se disfrazó de araña-negra Yashin para detenerlo casi todo.
Pero a pesar del atasco del Barça en la circulación del balón y de los delanteros en la ejecución, ahí estuvieron los del P.A.N.A.N. para no dejar pasar a nadie con pasaporte ucraniano. Y así poder ganar el partido desde la zaga. Con esta solidez defensiva, un destello del megacrack Messi y un zurdazo de Pedro el Grande, alias “el Martirio de Ucrania”, se dinamitó esta primera batalla de la II Guerra Fría que acaba de iniciarse contra ucranianos y rusos.
