jueves, 16 de abril de 2020

Y vuelta la burra al trigo con Lautaro


Es comprensible, y hasta aceptable, que la prensa deportiva en épocas de vacaciones se centre en lo único que le queda para rellenar papel en los periódicos y espacio en sus respectivas webs, esto es, los fichajes. Esos tropecientos mil fichajes, adquisiciones, cesiones y traspasos con los que nos abruman en los meses en los cuales no se disputa competición alguna. Culebrones de tomo y lomo, en definitiva.

En lo referente al FC Barcelona el que más portadas está ocupando en esta época de coronavirus es Lautaro Martínez. Así se ha llegado a hablar de que si habrá que soltar 120 millones de euros, que si llegará cedido, que si habrá trueque con Griezmann, o que si cuatro jugadores más dinero por él. Y cuando parecía que lo más inverosímil ya lo habíamos visto, que fue lo de que el Inter de Milán metía a Messi en la operación, pues todavía nos faltaba por ver/leer, hoy precisamente, que Lautaro en un test psicológico sacó un 98 sobre 100, que es un superdotado. ¡¡¡Puuuffff!!!

Pero a quién pelotas le importa si el tal Lautaro de 22 años, que por cierto todavía no ha empatado con nadie, es un superdotado o es un tonto a las tres. Lo realmente importante es si es un delantero centro válido para el mejor club de la historia, y si es susceptible de sustituir a Luis Suárez con plenas garantías (sus números esta temporada en la Serie A no son para tirar cohetes: 11 goles y 1 asistencia). Esto es lo trascendente y no si es listo o medio lerdo. O acaso a alguien le parece relevante que Ronaldinho no tenga muchas luces y se presente en Paraguay con un pasaporte falso y acabe en prisión. No. Lo verdaderamente importante para el aficionado al fútbol es que fue uno de los mejores peloteros de todos los tiempos, el adalid del círculo virtuoso del barcelonismo, el que hizo disfrutar a muchos y padecer a otros tantos.

O acaso a alguien le parece relevante que Sergio Ramos no tenga las suficientes neuronas para pasar la mañana. No, lo primordial es que es un central como la copa de un pino. A alguien le preocupa lo que dice El Mundo Today, que “Ramos se saca al fin la ESO gracias al aprobado general”, o le quitan el sueño sus constantes meteduras de pata (que si cuando era pequeño a algunos amigos les gustaba el baloncesto y a otros el “basket”, que si la selección de Lituania merece un respeto porque tiene varios jugadores internacionales, que si veía un “hándicap” el hecho de jugar la vuelta en el Bernabéu, etc, etc, etc,…). Pues eso que lo de Lautaro, lo mismo: ¿a quién le importa?

jueves, 2 de abril de 2020

Una década de la obra maestra del Barça de Guardiola


En estos tiempos de confinamiento obligados por el coronavirus a algunas televisiones les da por rememorar viejos éxitos del deporte nacional o logros históricos de los equipos españoles. A un servidor le dio anoche por tirar de disco duro y echarle un vistazo a la obra cumbre del Barça de Guardiola: el Madrid 2 – FC Barcelona 6. FÚTBOL con mayúsculas. Una oda al deporte rey. Ni se ha visto y, posiblemente, ni se verá algo similar a lo acaecido aquel 2 de mayo de 2009 en el Bernabéu. Aquel clásico dio la vuelta al mundo, al tiempo que escoció sobremanera al madridismo, ridiculizó a los jugadores merengues por aquel entonces dirigidos por Juande Ramos, y acabó con aplausos para el conjunto azulgrana.




Nada hacía presagiar la escandalosa goleada que lograron los culés, menos aún cuando Higuaín adelantó a los locales con gol de cabeza al cuarto de hora de juego. Corría la jornada 34 y los catalanes aventajaban en cuatro puntos a los madrileños. Con el gol del “Pipa” se quedaban, provisionalmente, a un punto. Todo en un puño. Pero todo fue un espejismo. El Barça, con un juego sublime, desbarató cualquier opción del eterno rival. Henry logró la igualada en el 19, y en el 20, Puyol, de espectacular testarazo, volteaba el electrónico. Golazo mítico, con imagen para la historia, con el gran capitán besando el brazalete. Messi, que jugó de falso nueve, emergió con toda su grandeza para anotar el tercero antes del descanso, dejando encarrilada la victoria.

Tras la reanudación el Madrid salió a morder, aún sin ofrecer un fútbol a la altura de las circunstancias, logró acortar distancias. Sergio Ramos, en el 56, ponía el 2-3 en el marcador. El estadio de La Castellana entró en ebullición, todo era posible, pero lo que llegó fue un nuevo show barcelonista. El juego combinativo del tridente Xavi-Iniesta-Messi desarboló a los madridistas con asociaciones vertiginosas, paredes y toques exquisitos. El megacrack argentino dio una masterclass, susceptible de enseñarse en toda escuela futbolística que se precie. Ni los centrales, ni los dos pivotes defensivos podían con su ritmo endiablado. Henry, el propio Leo, y Piqué, con su gol legendario, chorreando a la zaga blanca y estirando al viento su camiseta blaugrana dejaron sentenciado al Madrid, el partido y la Liga. Fue el preludio del triplete y del sextete, inclusive muchos consideraron aquel superlativo 2-6 como el séptimo título de aquel mágico 2009.