jueves, 2 de abril de 2020

Una década de la obra maestra del Barça de Guardiola


En estos tiempos de confinamiento obligados por el coronavirus a algunas televisiones les da por rememorar viejos éxitos del deporte nacional o logros históricos de los equipos españoles. A un servidor le dio anoche por tirar de disco duro y echarle un vistazo a la obra cumbre del Barça de Guardiola: el Madrid 2 – FC Barcelona 6. FÚTBOL con mayúsculas. Una oda al deporte rey. Ni se ha visto y, posiblemente, ni se verá algo similar a lo acaecido aquel 2 de mayo de 2009 en el Bernabéu. Aquel clásico dio la vuelta al mundo, al tiempo que escoció sobremanera al madridismo, ridiculizó a los jugadores merengues por aquel entonces dirigidos por Juande Ramos, y acabó con aplausos para el conjunto azulgrana.




Nada hacía presagiar la escandalosa goleada que lograron los culés, menos aún cuando Higuaín adelantó a los locales con gol de cabeza al cuarto de hora de juego. Corría la jornada 34 y los catalanes aventajaban en cuatro puntos a los madrileños. Con el gol del “Pipa” se quedaban, provisionalmente, a un punto. Todo en un puño. Pero todo fue un espejismo. El Barça, con un juego sublime, desbarató cualquier opción del eterno rival. Henry logró la igualada en el 19, y en el 20, Puyol, de espectacular testarazo, volteaba el electrónico. Golazo mítico, con imagen para la historia, con el gran capitán besando el brazalete. Messi, que jugó de falso nueve, emergió con toda su grandeza para anotar el tercero antes del descanso, dejando encarrilada la victoria.

Tras la reanudación el Madrid salió a morder, aún sin ofrecer un fútbol a la altura de las circunstancias, logró acortar distancias. Sergio Ramos, en el 56, ponía el 2-3 en el marcador. El estadio de La Castellana entró en ebullición, todo era posible, pero lo que llegó fue un nuevo show barcelonista. El juego combinativo del tridente Xavi-Iniesta-Messi desarboló a los madridistas con asociaciones vertiginosas, paredes y toques exquisitos. El megacrack argentino dio una masterclass, susceptible de enseñarse en toda escuela futbolística que se precie. Ni los centrales, ni los dos pivotes defensivos podían con su ritmo endiablado. Henry, el propio Leo, y Piqué, con su gol legendario, chorreando a la zaga blanca y estirando al viento su camiseta blaugrana dejaron sentenciado al Madrid, el partido y la Liga. Fue el preludio del triplete y del sextete, inclusive muchos consideraron aquel superlativo 2-6 como el séptimo título de aquel mágico 2009.

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