Descomunal crisis. Saltaron todas las alarmas contra el Gijón. El Barça jugó un partido y no ganó ningún título. ¡Ay si Kubala levantara la cabeza!. ¡Qué vuelvan Núñez y su portera ipso facto! Tremenda desilusión entre los aficionados culés que asistieron desolados al paupérrimo espectáculo que les brindaron los jugadores azulgranas.
El Barcelona se inmiscuyó en la coyuntura de la crisis profunda que nos envuelve, ausencia de tiqui-taca, desaparición del fútbol de triangulación, mal juego colectivo y flojo el individual, desdibujado Xavi, descabezado Keita y para colmo marcaron tres goles con la testa. ¡Tres!¡Inaceptable! Eto’o no mojó. Mou traducía el ucraniano de Chygrynskiy. Linyola eclipsó a Suecia. Y por si fuera poco, Pep quedó satisfecho con el partido. ¡Diantres!
Es el efecto del Florentinato.¡Socorrilio!¡Auxiliorro!¡Que no panda el cúnico! Y lo peor, marcó Ibracadabra. ¡Cosa de brujas! No te digo más, que el mejor del encuentro fue Messi, que se desmarcó del sistema guardiolano, dribló a cuantos directivos salieron a su paso y anotó un golazo en la pampa argentina. Laporta ya no está tritranquilo. ¡Crisis total!¡Proclamo!
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