Qué decir de Barcelona, posiblemente la ciudad más bella del mundo. Esa urbe olímpica a orillas del Mediterráneo, con su impresionante Sagrada Familia, donde me sobrecogió momentáneamente el síndrome de Sthendal, con su cosmopolita Rambla. Ese asombroso Parque Güell, ese Palau de la Música donde tiré los tejos a la guapísima guía, esa Casa Batlló donde quise perderme y esa inolvidable playa de la Barceloneta donde vi a la hermosa Scarlett Johansson rodando con Woody Allen.
Del otro lado, está Siena, una ciudad preciosa y sorprendente de la Toscana italiana. Y sí, me sorprendió, claro, todo el mundo habla de Roma, Venecia, Pisa,... pero Siena es espectacular, su maravillosa catedral tiene poco que envidiar a la de Florencia, sus estrechas y viejas calles acogen y transportan al viajero a la época medieval, y qué decir de su tremenda Piazza del Campo, uno de los más bellos espacios cívicos de Europa.
En fin a lo que iba, ayer se enfrentaron en el Palau los equipos baloncestísticos de estas dos ciudades, con un 85-70 en el marcador final. Resultado engañoso, no fue un paseo culé, porque los sieneses estuvieron tres cuartos y medio haciendo la goma, tan pronto se descolgaban a 10 puntos como se ponían a una canasta de desventaja. En parte por el laborioso Lavrinovic, hermano gemelo del jugador del Madrid –ambos famosos por jugar con Lituania y por ser acusados en su día de violación- y en parte por la anotación de Hawkins-19 puntos-. Pero este Barça es mucho Barça, 10 victorias, pleno de triunfos en la primera fase, con 6 tíos anotando por encima de los 10 puntos, con un Ricky que ya ha cogido la onda, con dos fuerzas de la naturaleza como Mickeal y Morris, con un Navarro que siempre está ahí, con un tándem interior: Vázquez-Ndong, que anota y tapona como nadie y con unos escuderos de lujo, que apuntan a “el otro triplete”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario