Esas son las que le faltan a Fernando Alonso para proclamarse campeón del mundo, 55. Tras la brillante exhibición de los Red Bull en Interlagos, con un nuevo doblete y el tercer puesto del asturiano, tan solo resta una última carrera para concluir el campeonato. Matsechitz, patrón de la escudería energética, había prometido limpieza, pues así fue, no hubo órdenes de equipo, Vettel no se dejó adelantar por Webber y así los intereses de Alonso salieron beneficiados.
La carrera se finiquitó en las vueltas iniciales, en la primera, Vettel y Webber ya habían dado buena cuenta del “poleman” Hulkenberg, y mantedrían esas posiciones hasta el final. Alonso que salía desde la quinta plaza, enseguida se desembarazó de Hamilton, que volvió a cometer un error tras la presión de Fernando, algo más le costó adelantar al Williams de Hulkenberg, que le cerraba todos los huecos posibles, pero al final en la salida de una curva el Ferrari traccionó mejor y pudo pasar al alemán.
La cosa pinta bien para Alonso por el citado juego limpio de Red Bull y más que nada, por la animadversión de Vettel hacia Webber, que por cierto es recíproca. Le podría salir al ovetense la jugada que le salió a Raikkonen hace tres años, cuando se proclamó campeón del mundo por las disputas internas en McLaren entre Hamilton y Alonso. Pero por potencial, no hay color entre los bólidos redbullianos y los Ferrari. Hay un abismo entre ambos monoplazas. De hecho, ya tienen el mundial de constructores conseguido y ahora van por el de pilotos, no lo duden.
La carrera se finiquitó en las vueltas iniciales, en la primera, Vettel y Webber ya habían dado buena cuenta del “poleman” Hulkenberg, y mantedrían esas posiciones hasta el final. Alonso que salía desde la quinta plaza, enseguida se desembarazó de Hamilton, que volvió a cometer un error tras la presión de Fernando, algo más le costó adelantar al Williams de Hulkenberg, que le cerraba todos los huecos posibles, pero al final en la salida de una curva el Ferrari traccionó mejor y pudo pasar al alemán.
La cosa pinta bien para Alonso por el citado juego limpio de Red Bull y más que nada, por la animadversión de Vettel hacia Webber, que por cierto es recíproca. Le podría salir al ovetense la jugada que le salió a Raikkonen hace tres años, cuando se proclamó campeón del mundo por las disputas internas en McLaren entre Hamilton y Alonso. Pero por potencial, no hay color entre los bólidos redbullianos y los Ferrari. Hay un abismo entre ambos monoplazas. De hecho, ya tienen el mundial de constructores conseguido y ahora van por el de pilotos, no lo duden.
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