RED BULL TE DA ALAS, FERRARI TE LAS CORTA

Abu Dabi, domingo, 15:30 de la tarde hora española, la desilusión anega las ilusiones ferraristas y por ende, todas las de los alonsomaníacos. El mejor piloto de la Fórmula 1 actual, no ha podido conseguir el tricampeonato, Fernando Alonso, totalmente abatido acaba de aparcar su monoplaza, la decepción y el desconsuelo embargan al asturiano, que trata de ser consolado por su equipo.

Vettel es el nuevo campeón del mundo, el alemán que está llorando como un niño, acaba de ganar este último gran premio del año y se frota los ojos con el título recién conseguido. Él no era el favorito, probablemente ni lo esperaba. Los favoritos eran Alonso y Webber. Primero y segundo en la clasificación previa.

Los que apoyamos a Fernando, los que nos es indiferente lo chulo que sea, sentimos que el título se ha escapado de forma imprevista. Con una estrategia patética por parte de los rectores de la escudería de Il Cavallino Rampante, al tratar de plagiar lo que hacía Weber, supuestamente “El Rival”. Sin contar con Vettel y lo que es más grave, sin tener presente que se metía en un tráfico endemoniado, con coches con igual o mayor velocidad punta que el F10, que lo taponaron sin piedad hasta la última vuelta, en especial Petrov, que defendió su sexta plaza como si le fuese la vida en ello. Condenando a Alonso a la séptima y a una debacle que a la postre dio al traste con el campeonato.

Nos queda el consuelo de que Fernando Alonso es el mejor piloto de la parrilla, y no sólo eso, sino que lo ha demostrado con creces durante todas las pruebas del mundial. No reconforta demasiado, pero los mejores bólidos los tenía Red Bull, y con todo y con eso, el título lo ha peleado hasta la última curva de la competición. Solamente, una cagada de los ingenieros de Maranello, le ha podido derrotar. Grande Alonso. Y enhorabuena a Sebastian Vettel, el campeón del mundo más joven de la historia.