LA PREOCUPANTE FALTA DE GOL

Desde el comienzo de esta temporada se viene observando una presencia de ansiedad, en cierto modo desmesurada, por la falta de gol. A todos los niveles. En todos los equipos. En el plano individual y en el colectivo. No deja de sorprendernos, ya que si bien es cierto que en otras épocas siempre ha habido tal o cual asignatura pendiente con el gol, no se recuerda algo semejante a lo que pasa en la actualidad.

Así, en el comienzo del campeonato liguero, se instauró la ansiedad en Cristiano, que si no le hacía un gol al arco iris, que si Piqué llevaba los mismos goles que él, uno, y el del portugués fue de penalti. Hecho absurdo porque dada la calidad del luso, se presuponía que iba a sobrepasar la treintena fácilmente.

En el FC Barcelona la cosa fue a pares, y nos encontramos con Villa y Bojan; el asturiano no veía puerta con facilidad y no hacía más que martillear los palos de las porterías; y el de Linyola fallaba más que una escopeta de feria. También “pecata minuta”, ambos se han reencontrado con la esencia del fútbol, y ya no se habla de pesadumbres, ni de desasosiegos varios. También se habló largo y tendido, de la escasa contundencia del equipo azulgrana en su conjunto, que si no mataba los partidos, que si sufría por las ocasiones malogradas. Pues un 0 a 8 al Almería, tercer equipo menos goleado de la liga, y al limbo lo de la falta de resolución.

Pero el último episodio, probablemente el más rocambolesco, ha sido el de Sergio Ramos, defensa madridista, tan corto de pensamiento como largo de recorrido futbolístico; donde se ha llegado al colmo de la angustia goleadora, el zaguero pidió tirar un penalti importante el sábado pasado, porque, pásmense, “se le estaba resistiendo el gol”. Acojonante testimonio de la lumbrera de Camas. Ya solo falta, que aparezca Abidal, que solo ha marcado un tanto en más de diez años de carrera y diga que necesita el gol, pues es el único que no ha marcado de todo el plantel de los habituales en el Barça.

En resumidas cuentas, que la susceptibilidad que planea sobre las porterías se ha ido difuminando con el paso del tiempo, todas las piezas van encajando en los puzzles, como no podía ser de otra forma, salvo que algún que otro iluminado necesite algún gol para evitar esas zozobras tan agobiantes “para sacarse la espina”.