En Montmeló, para no variar, tampoco se vio nada brillante, los monoplazas iban abandonando por problemas técnicos diversos y poco más. Qué lástima lo de Pedro de la Rosa, que fue embestido por Petrov, reventándole el neumático y haciéndole abandonar a la postre, cuando había hecho una meritoria clasificación, situándose en el duodécimo lugar de la parrilla.
Aprobado con nota estuvo Alguersuari, que acabó décimo, terminando por segunda vez en la zona de puntos, y que además nos dejó una magnífica salida y algún que otro detalle en carrera de prometedor piloto. Fernando Alonso hizo lo que tenía que hacer, salía cuarto y se mantuvo en esa posición hasta el final, pero se vio favorecido por un problema de neumáticos de Vettel y por el abandono en la última vuelta de Hamilton por un reventón en una de sus ruedas.
Pero lo que sobresale por encima de todo y de todos, es el dominio avasallador de los Red Bull, su potencia y su aerodinámica están por encima de los demás, y salvo que se pongan las pilas en Ferrari o en McLaren de inmediato, lo de Vettel y Webber será de paseo militar. Ni te cuento ya el próximo fin de semana en el circuito urbano de Mónaco, donde será imposible adelantarlos.
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