Ayer lo vimos claro, no va a ser el año de Fernando como todos anhelábamos cuando a principio de año vimos confluir el presunto mejor binomio de la Fórmula 1 –Ferrari y Alonso-, cada vez menos binomio y más presunto. Y es que algo no pita en la escudería de Il cavallino rampante, desde la victoria del asturiano en la primera carrera del mundial, todo ha ido decreciendo: el potencial, la aerodinámica, las clasificaciones, hasta los ánimos. Y si no fuese por ciertas dosis de fortuna, en forma de abandonos o absurdos choques entre los Red Bull, ahora mismo estaríamos hablando de otra cosa. Pero en fin, dentro de lo malo, Alonso sigue en la pomada. Eso sí, como bien dice él: “estamos al nivel de los Renault”. Bien cierto, eso debimos pensar todos, cuando lo vimos pugnar con el bólido francés de Petrov, intentando pasarlo y viendo frustrados sus intentos. Tanto esfuerzo por llegar a los coches rojos para al final estar al nivel de los del rombo. Qué paradójico. Nos consuela que el potencial de Ferrari es enorme, o por lo menos eso queremos creer. Pero las evoluciones en su monoplaza no llegan, la aerodinámica es un lastre y la adaptación del “conducto f” no parece que sea muy resolutiva.
En el gran premio de Turquía, aparte de la impotencia y limitaciones de Massa y Alonso, asistimos la arlequinada de los Red Bull, estamparse el uno contra el otro cuando lideraban la carrera y mantenían a raya a los Mclaren, así que estos se vieron favorecidos por el pique entre “compañeros” de Webber y Vettel, y aprovecharon que así se las ponían a Felipe II para hacer doblete. Hamilton primero y tras él Button. Webber al menos pudo continuar en carrera tras pasar por boxes y completó el podium, suficiente para seguir liderando el mundial. Alonso remontó cuatro puestos y acabó octavo, De la Rosa undécimo hizo su mejor carrera y detrás de él entró Alguersuari.
Las cosas no pintan bien para los de Maranello, pero las evoluciones son inminentes, y ya se esperan mejoras para Canadá y sobre todo para Valencia, donde Domenicalli prevé ser muy competitivos y estar arriba con los mejores. Eso esperamos porque estamos entrando en una fase decisiva del campeonato y ya no son dos, ahora hay cuatro monoplazas más rápidos que los de Ferrari, y siempre no va a suceder que se colisionen los unos contra los otros.
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