viernes, 7 de mayo de 2010

PARÍS LE DEBE UNA EUROLIGA AL BARÇA

Esta tarde arranca la Final Four de la Euroliga. El Regal Barça abre el fuego contra los rusos del CSKA de Moscú. Un aperitivo explosivo. Estamos hablando de un equipo el moscovita que de las cuatro últimas ediciones ha ganado dos de ellas y ha sido subcampeón en las otras dos. Por lo tanto hablamos de un equipazo acostumbrado a jugar este tipo de partidos. Hablamos de una final anticipada.


Y aunque la crisis ha mermado el desorbitado presupuesto de los pupilos de Pashutin, y aunque Lorbek y Morris cambiaron de bando para engrosar las filas blaugranas, y aunque David Andersen ya voló a la NBA –previo paso por el Palau-, y aunque Messina dejó de dirigirles desde el banquillo, siguen siendo un equipo temible, con un Siskauskas capaz de amargarnos el sólo la semifinal como ya hizo el año pasado. Y con un Trajan Langdon y un Robert Holden, que por sus números, ya forman parte de los históricos de esta competición.

Pero el Barça tiene el marchamo de favorito allá por donde va. Tiene un plantillón envidiado por toda Europa y por algún que otro equipo NBA. Con varios jugadores franquicia capaces de liderar por sí solos un equipo, pero que ahora confluyen en un mismo bloque, dirigido con maestría por Xavi Pascual.

Estará Ricky Rubio, que lo dará todo en la cancha porque ya estaba cansado de verlo por televisión. No faltarán Lorbek y Morris para saludar y –ojalá- despedir a sus excompañeros. Estarán Vázquez y Boni para amilanar con su enorme envergadura. Tirará de tres el máximo triplista de la historia de la Euroliga, un tal Gianluca Basile. Estará Mickeal, posiblemente el mejor tres del viejo continente. Y por supuesto, bombeará Navarro, el único azulgrana de los presentes que ya tiene este título en su poder, incluido en la lista de los diez mejores jugadores de la década en la Euroliga.

El Barça ha sido el mejor durante esta temporada, incluso dejando en la cuneta al Madrid en la eliminatoria anterior, pero es hoy cuando debe demostrarlo sobre el parqué de París. Otra vez la capital francesa, donde ya se cayó en el 91 y en el 96-en esta con el tapón ilegal de Vrankovic-. No parece un buen presagio, pero es preferible acogerse a lo de “a la tercera va la vencida”. Es la hora del Barça. Le toca demostrar su enorme potencial. París nos debe una copa.

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