Fernando Alonso igualó ayer en Mónaco la mejor remontada de la historia . Salía el asturiano desde la posición vigésimo cuarta y acabó sexto, ni el aficionado más optimista podría imaginar semejante proeza, teniendo en cuenta que el gran premio se disputaba por el circuito urbano del principado monegasco.
El piloto asturiano dio una lección magistral de pilotaje con su Ferrari número 8 para compensar la cagada que preparó en la calificación estrellando su monoplaza contra las protecciones. Salió del pit lane y rebasó como una exhalación a todos los coches que encontró en su camino –bueno Di Grassi se lo puso difícil-, y una vez alcanzada la 6ª plaza se dedicó a conservar los neumáticos duros que había cambiado en la primera vuelta – estrategia maestra de los de Maranello-. Ya no tenía sentido presionar a Hamilton que lleva un coche igual de rápido que el suyo.
La peor noticia para los de Il Cavallino Rampante fue el nuevo doblete de los Red Bull con Webber a la cabeza y Vettel a su estela. Ahora los dos están por delante de Alonso en la clasificación general del mundial, y cuando están demostrando ser los mejores coches de la Fórmula 1, tener a ambos por encima es un serio problema.
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