Si ayer nos desayunábamos con el inminente trueque entre Ibrahimovic y Robinho y comentábamos que en la historia del fútbol de este tipo de trueques se han hecho efectivos uno o ninguno, hoy toca el enésimo intercambio: Cesc por Touré Yayá. En estos casos siempre hay unos topicazos que no pueden faltar en cualquier trueque que se precie: estaría encantado de venir, la situación ha dado un giro de 180 grados, tan sólo faltan unos flecos, lo vería con buenos ojos, no quiero ser moneda de cambio,… en fin, las que todos conocemos de sobra.Si no fuese porque en este caso en concreto las dos partes implicadas son del Barça –uno canterano y el otro jugador azulgrana hasta el día de hoy- casi ni merecería la pena empezar a menear los dedos sobre el teclado. Eso a pesar de que esta operación es más verosímil que la de Ibra por Robinho, pues ahora hay visos de que sea algo factible, son dos jugadores de medio campo, de alto nivel ambos y sus incorporaciones interesan a los dos clubes implicados.
En mi modesta opinión el cambio no sería positivo para el Barça, no digo que Cesc no me parezca jugador para el Camp Nou, pero sí que su demarcación ya está bien cubierta, en cambio Touré ha demostrado que, a parte de ser buen jugador, válido y competente, tiene sitio en el club blaugrana, y está ahí para complementarse con Busquets, si se va el marfileño no queda otro jugador de su perfil para turnarse con Sergio. En Economía diríamos que ambos generan externalidades positivas, el uno aumenta el bienestar del otro y viceversa. Todo esto refiriéndonos a un cambio “a pelo”, ya no hablamos cuando los del Arsenal pidan además una buena talegada de euros. Entonces ya me parecería inviable del todo.
Laporta deja la presidencia del Barça este fin de semana, espero que en estos pocos días que le quedan no vaya a hacer una locura por Cesc con cargo a las arcas del club. Y es que a veces hay que saber controlar el ansia desmedida de protagonismo.
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