Decía ayer el Chapi Ferrer que el Inter no le podía jugar al Barça como el Espanyol. Para nuestra desgracia, lo hizo, y además con una versión mejorada, sin dar patadas y con la intrínseca calidad de sus jugadores. Presionaron los de Mourinho como si les fuese la vida en ello, pero la versión mejorada incluía, presión asfixiante e ipso facto buscar la espalda de los rivales, con balones largos a Eto’o, a Milito, o al espacio libre. El Barça no podía sacar la pelota jugada con comodidad, se atascaba en la telaraña neroazzurra y la medular no ofrecía soluciones. La defensa blaugrana –una de las menos goleadas del continente- hacía aguas a babor y a estribor, y ni el gran Valdés tuvo su noche. Los goles de Sneijder, Maicon y Milito ahogaron la andanada inicial de Pedro, el único activo en la delantera culé, pues Messi no brilló e Ibra no apareció.
Cuando las cosas están por salir mal, a veces salen hasta peor. Y anoche en San Siro, salió todo fatal. Cuando la Armada Invencible combatió en el siglo XVI contra los ingleses, tras los ataques del pirata Francis Drake, que asolaron Florida. Felipe II mandó sus barcos a invadir Inglaterra, y los temporales y las tempestades acabaron por derrotar a la flota española. El rey español acuñó aquella famosa frase: “Mandé a mis naves a luchar contra los hombres, no contra los elementos”.Esto les pasó a los de Guardiola, con la nube volcánica, con el cansancio acumulado por la odisea de 1.000 kilómetros en autobús, con la UEFA no permitiendo el aplazamiento, con la parcialidad del árbitro portugués, etcétera... pero no valen excusas, el Inter de Milán fue superior, leyó mejor el partido, mereció ganar y punto.
El partido de vuelta no está difícil, está dificilísimo, pero 90 minutos en el Camp Nou son muchos minutos, y retomando a Felipe II: “Doy gracias a Dios por haberme dado medios para poder sufrir fácilmente una pérdida semejante y porque todavía estoy en situación de volver a construir otra flota tan grande. Una rama ha sido cortada, pero todavía está verde el tronco y puede producir otras nuevas”. Dejamos ahí esta última frase del Rey Prudente, pero la última palabra la tienen el Barça y el Camp Nou. Tots units farem força. Todos unidos haremos fuerza.
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