domingo, 18 de abril de 2010

LA CONJURA DE LOS NECIOS

El Barça lucha contra los rivales y contra los elementos. Si al final consigue el objetivo de ganar esta liga, tendrá un mérito descomunal. Estamos viviendo, como testigos de excepción, una conjura desmedida en todos los ámbitos, un todos contra el FC Barcelona. Se lucha contra la inversión multimillonaria de Florentino -300 millones de euros-, contra la contratación de un árbitro en activo por parte del Madrid –Megía Dávila-, contra la prensa madrileña –caterva cibelesca y relañato inclusive-, y contra los rivales –que como ayer el Espanyol- juegan como que les va la vida en el envite contra los azulgranas y que cual criados serviles entregan en bandeja 6 puntos por temporada a los merengues. Es el Barça contra todos.

Es tremendamente meritorio lo de este Barça que ha demostrado clara y fehacientemente que es de lejos mejor equipo que el Madrid, ganándole en el Camp Nou y eso que jugaron con un hombre menos casi toda la segunda mitad –Undiano expulsó a Busquets, qué casualidad, otra vez Undiano Mallenco-, y derrotándole en su propio estadio hace una semana. Pero esta superioridad se contrarresta con lo expuesto anteriormente. ¡Qué fácil resulta expulsar a un jugador del Barça! No se percibe ni el más mínimo atisbo dubitativo. ¿Verdad Undiano? ¿Verdad Rubinos? ¿Verdad Mejuto?...


Ayer contra el Espanyol el Barça empató a cero, jugó media hora sin Alves, expulsado por doble amarilla por el señor Undiano –otra vez, qué casualidad Undiano Mallenco-. Pero sería injusto echar las culpas al árbitro, los pericos salieron a morder desde el comienzo y pusieron toda la carne en el asador, como también sería ventajista cargar las culpas sobre Guardiola por su sorprendente alineación, con Valdés, cinco defensas y dos medio centros defensivos. Pep hace lo que cree más conveniente y la mayoría de las veces sus “guardioladas” le salen bien. Así que sería injusto decir que esa saturación de efectivos en la retaguardia, facilitó la tarea destructiva de los jugadores de Pochettino. Pero algo de eso hubo, porque cuando el Barça retomó su orden natural con línea de 4 atrás y un medio centro, se vio que podía, pero ya era tarde, se quedaron con 10 y ya todo fue más difícil. Aún así se vio al gran Barça, encerrando a los blanquiazules en su área y creando cierto peligro. Al final se dejó dos puntos en Cornellá y con ello dilapidó su margen de error, pero seguirá luchando contra los rivales, contra los elementos y contra la conjura de los necios.

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