Ni Pep Guardiola es Aurelio Gay, ni el FC Barcelona es el Real Zaragoza, ni Messi es susceptible de comparación con ningún futbolista del planeta. Ni por mucha medular “achelseada” que saque el de Sant Pedor, ni por mucha entrega que le pongan los maños, ni por mucho planteamiento táctico de uno y de otro, todo es indiferente si por el campo pulula un futbolista estratosférico como Lionel Messi, el mejor del mundo, posiblemente el mejor de la historia, si no al tiempo.
Le dio al entrenador del Barça por traicionar sus principios, y a la ya consabida ausencia de Xavi, se unió la baja táctica de Iniesta. Saltaron los azulgranas al campo con Busquets, Keita y Touré. Puro músculo para la medular blaugrana. Aún así se adelantó en el marcador tras certero cabezazo de Messi a pase de Pedro. Poco a poco el fútbol de toque se fue disipando y se iba imponiendo el empuje de los zaragocistas, de tal manera que los culés pedían a gritos el final de la primera parte.
En la reanudación no cambió el escenario futbolístico. El Barça siguió tragando saliva, hasta que Messi comenzó su recital. Pugnó por un balón en la divisoria y sorteó a cuantos rivales salieron a su encuentro. Recorte por allí, quiebro por allá y disparo cruzado contra el meta Roberto. Golazo. No se había repuesto La Romareda, cuando el propio Leo enganchó un zurdazo en el borde del área que sorprendió al portero. Nuevo hat-trick del pibe y ¿partido cerrado?. Pues no, todavía la falta de acierto de Ibra y la fe del Zaragoza, hicieron que el marcador se apretase hasta el 2-3 merced a dos goles de Colunga. Pero Messi todavía no había dicho su última palabra, protagonizó un último slalom que acabó en penalti. Se lo cedió a Ibra para que levantase un poco su castigada moral. Y así se llegó al 2-4 definitivo.
El Barça vuelve a coliderar la liga, si bien debería hacerlo en solitario, si el colegiado del Madrid-Gijón, no hubiese estado mediatizado por la prensa de la caterva cibelesca, (y hubiese pitado manos y penalties varios) y por toda la basura que ha arrojado la prensa centralista con lo del “villarato”, que ahora se ha vuelto en su contra y es más “relañato” que nunca. Y señores esto es en pleno siglo XXI, ya se pueden imaginar cómo iba lo de los títulos del Madrid y la mano de Santiago Bernabéu en los 50, 60 y 70. Mejor no pensarlo y seguir disfrutando con los recitales del crack Messi.
Le dio al entrenador del Barça por traicionar sus principios, y a la ya consabida ausencia de Xavi, se unió la baja táctica de Iniesta. Saltaron los azulgranas al campo con Busquets, Keita y Touré. Puro músculo para la medular blaugrana. Aún así se adelantó en el marcador tras certero cabezazo de Messi a pase de Pedro. Poco a poco el fútbol de toque se fue disipando y se iba imponiendo el empuje de los zaragocistas, de tal manera que los culés pedían a gritos el final de la primera parte.
En la reanudación no cambió el escenario futbolístico. El Barça siguió tragando saliva, hasta que Messi comenzó su recital. Pugnó por un balón en la divisoria y sorteó a cuantos rivales salieron a su encuentro. Recorte por allí, quiebro por allá y disparo cruzado contra el meta Roberto. Golazo. No se había repuesto La Romareda, cuando el propio Leo enganchó un zurdazo en el borde del área que sorprendió al portero. Nuevo hat-trick del pibe y ¿partido cerrado?. Pues no, todavía la falta de acierto de Ibra y la fe del Zaragoza, hicieron que el marcador se apretase hasta el 2-3 merced a dos goles de Colunga. Pero Messi todavía no había dicho su última palabra, protagonizó un último slalom que acabó en penalti. Se lo cedió a Ibra para que levantase un poco su castigada moral. Y así se llegó al 2-4 definitivo.
El Barça vuelve a coliderar la liga, si bien debería hacerlo en solitario, si el colegiado del Madrid-Gijón, no hubiese estado mediatizado por la prensa de la caterva cibelesca, (y hubiese pitado manos y penalties varios) y por toda la basura que ha arrojado la prensa centralista con lo del “villarato”, que ahora se ha vuelto en su contra y es más “relañato” que nunca. Y señores esto es en pleno siglo XXI, ya se pueden imaginar cómo iba lo de los títulos del Madrid y la mano de Santiago Bernabéu en los 50, 60 y 70. Mejor no pensarlo y seguir disfrutando con los recitales del crack Messi.
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