Bueno más que tres bien, estuvieron los once bien, mejor dicho los diecisiete jugadores que saltaron al campo con la roja (ayer de un azul oscurísimo), estuvieron fantásticos. Mención especial para la columna blaugrana que ayer dispuso Del Bosque, que hizo pequeños a los jugones franceses e impregnó de esplendor el fútbol de la selección.
El 0-2 final refleja la superioridad de unos y la mediocridad de otros. Los franceses que se congregaron en el Stade de France se frotaban los ojos porque no daban crédito a lo que veían, una absoluta falta de identidad de su equipo y un dominio apabullante del rival, y acabaron silbando y abucheando a los Henry, Ribery y compañía, al tiempo que vitoreaban con “olés” la brillantez del juego de España. Hasta Iniesta salió del campo entre los aplausos de un público rendido a su juego. Merecida la ovación para Don Andrés.
Si hace unos días era Ibrahimovic el que escuchó pitos en el Camp Nou, ayer le tocó el turno a Henry, en este caso, de sus propios compatriotas, que duele más. Y si ya criticamos los silbidos dedicados al sueco, no va a ser menos con los que encajó Tití, que a pesar de su baja forma, es nada más y nada menos que el máximo goleador de la historia de Francia. Flaca memoria la de los galos y flaco favor que le hacen al último representante de los bleus campeones del mundo.
Saint-Denis volvió a traernos buenos recuerdos, parece como si de un momento a otro Larsson fuese a tocarla para que Beletti soltase un trallazo directo al fondo de la red y la Copa de Europa volase hacia Barcelona. Pero no, eran Silva y Navas los que se movían por la zona del sueco y Villa el que ejerció de matador. Y con ello, La Roja es ahora, más favorita que nunca para el mundial de Sudáfrica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario