
La igualdad en el partido vino propiciada por el desacierto en el triple de los blaugranas. Todo lo contrario que el Madrid que estuvo muy fino en el tiro exterior. Esa imprecisión culé y la intensidad que exhibieron los merengues, depararon un duelo parejo durante todo el encuentro. Incluso los visitantes pudieron ganar, pues en el tercer cuarto se distanciaron 6 puntos. Un momento crítico por cierto, pues entre esa notable diferencia con tan bajos guarismos, la zona mixta ordenada por Messina, la versatilidad de Lavrinovic y la no presencia en pista de Lorbek, Morris y Ricky desesperaban al más pintado e hicieron temer por la victoria a los de Xavi Pascual.

Fue Pete Mickeal el que metió la primera canasta del partido y el que a la postre tomó las riendas y rompió la equidad del duelo en el último cuarto con dos triples consecutivos y una penetración a canasta. Sus 18 puntos y la intimidación de Ndong en la fase final del encuentro fueron decisivos para el marcador reflejase ese 68-61 final.
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