La ruptura en la liga está acaeciendo, al final están dando sus frutos, los ataques del “relañato” y la caverna mediática con sus enredos y manipulaciones. El Barça empató en Almería, acabando expulsados Guardiola e Ibrahimovic, dos rojas injustas para el regocijo del centralismo merengón. Que a su vez vio con algarabía como al empate del Barça se unía la victoria del Madrid ante Sevilla, y con ello cimentaban el cisma en la liga, el que viene propiciando y alentando la desvergonzada prensa y medios de comunicación afines al Real y en muchos casos pagados y sobornados por el ente florentiniano. Esa connivencia es la que adultera la competición pues los arbitrajes dejan de ser parciales para convertirse en servilismo y la desmembración de la liga se hace cada vez más patente.
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Fue Domingo Cisma el que abrió el marcador para el Almería de certero cabezazo a la salida de un córner, un equipo andaluz que le plantó cara al Barça, merced al buen planteamiento de Lillo, con una presión por todo el campo, con la que chocaba el Barça y el propio Messi, que jugando en la media punta se veía rodeado por un muro de jugadores almerienses. Fue el argentino el que empató el encuentro de lanzamiento de falta magistral. Ya en la segunda parte, fue un Puyol desacertado, el que batía a Valdés en propia puerta, en un lance desgraciado. Al rato llegó la expulsión de Ibra que nadie vio, salvo el asistente que creyó ver algo y se lo marcó al árbitro. Lo único que vio fue la amenaza del acuse de villarato, y maquinalmente levantó el banderín.
Paradójicamente el FC Barcelona jugó mejor con diez, dominó el balón y gracias a su empuje y pundonor llegaron varias ocasiones de gol en botas de Leo, que al final logró materializar una y dejar el definitivo 2-2 en el marcador. Un punto que supo a poco, que deja el liderato en manos del Madrid, eso sí empatados a puntos. En el equipo culé, visto que el buen juego se mantiene, sólo preocupa la manipulación mediática, esa hostilidad hacia lo blaugrana que puede provocar más de un domingo de cisma.
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Fue Domingo Cisma el que abrió el marcador para el Almería de certero cabezazo a la salida de un córner, un equipo andaluz que le plantó cara al Barça, merced al buen planteamiento de Lillo, con una presión por todo el campo, con la que chocaba el Barça y el propio Messi, que jugando en la media punta se veía rodeado por un muro de jugadores almerienses. Fue el argentino el que empató el encuentro de lanzamiento de falta magistral. Ya en la segunda parte, fue un Puyol desacertado, el que batía a Valdés en propia puerta, en un lance desgraciado. Al rato llegó la expulsión de Ibra que nadie vio, salvo el asistente que creyó ver algo y se lo marcó al árbitro. Lo único que vio fue la amenaza del acuse de villarato, y maquinalmente levantó el banderín.
Paradójicamente el FC Barcelona jugó mejor con diez, dominó el balón y gracias a su empuje y pundonor llegaron varias ocasiones de gol en botas de Leo, que al final logró materializar una y dejar el definitivo 2-2 en el marcador. Un punto que supo a poco, que deja el liderato en manos del Madrid, eso sí empatados a puntos. En el equipo culé, visto que el buen juego se mantiene, sólo preocupa la manipulación mediática, esa hostilidad hacia lo blaugrana que puede provocar más de un domingo de cisma.
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