ROSELL, ¿TOTS SOM EL BARÇA?

El presidente del FC Barcelona, votó en blanco en la asamblea del club recientemente celebrada, en la demanda civil contra Laporta, la cual inició el propio Rosell, y de la cual a posteriori se ha apartado con un voto en blanco. Un culé nunca puede votar en blanco, queda hasta feo entre tanta papeleta azul y grana. Pero bromas aparte, no se puede ser el adalid de una figurada revolución y luego quedarse al margen, con la que está cayendo en Can Barça.

Me recordó, el amigo Sandro con su actitud, a la que ya mantuvo con el tema de la presidencia de honor de Cruyff, no le parecía bien, pero tampoco le parecía mal, si no todo lo contrario. Otra abstención en su haber. Esto no es propio de un líder sólido, más bien demuestra debilidad. O “falta de liderazgo” como le dado en llamar Laporta.

Con todo, lo grave es crear esa división en el seno del club, una fractura social que puede afectar a los distintos estamentos del club, y por qué no, llegar al plano deportivo. Y está muy bien tratar de luchar contra la corrupción, presidir de manera transparente, esto prima hasta en el idealismo más iconoclasta, con total depuración de responsabilidades, pero hay formas y formas. Hay que realizarlo de manera que se minimicen los daños al club, con propiedad y con decisión, nada de ocultarse tras níveas opiniones.

Dicho lo cual, no se pretende masacrar al presidente con mayor número de votos de la historia del club, valiente afrenta para los socios sería; ni tampoco defender al presidente saliente, cuya gestión deportiva es la más brillante en los 111 años del Barça, pero cuya gestión económica deja un legado de luces y sombras de difícil consenso. Lo que sí se pretende es que aquella idílica unidad del barcelonismo que propugnó Rosell en su campaña a la presidencia, se confirme, pero no por estos derroteros.