CÁCERES VOLVERÁ A BARCELONA, PERO NUNCA AL BARÇA

Martín Cáceres, defensa polivalente fichado por el FC Barcelona en 2008, jugará mañana en el Camp Nou, pero lo hará en las filas del Sevilla y contra su equipo, el Barça. Lo hará por primera vez desde que el equipo azulgrana lo fichó, y después de su cesión a la Juventus la pasada temporada. Llega con pretensiones reivindicativas, estimulado al máximo para demostrar su valía, esa que todavía Guardiola no acaba de vislumbrar. No es para menos, tras regresar este verano de Italia se topó con las puertas blaugranas cerradas y sin tener diálogo alguno con el entrenador, decidió emigrar a orillas del Guadalquivir en busca de nuevos horizontes.

No obstante, resulta chocante que un notable jugador como él, con destacadas actuaciones en equipos de primera línea como Villarreal, Juventus o Sevilla, no tenga un lugar en el Barça, máxime cuando es un jugador que se emplea con intensidad, que puede actuar como central y como lateral derecho, y es más llamativo aún, si tenemos en cuenta la escasez de centrales en la plantilla, tan sólo están Puyol, Piqué y Milito.

Cierto es que su salida de balón es deficiente, pero no es menos cierto que Pep lo tiene enfilado desde la temporada del triplete. Fue en aquella semifinal de Copa del Rey contra el Mallorca, partido de vuelta, el Barça perdía 1-0, y en la segunda mitad el colegiado pitó un “rafa-no-me-jodas”, o sea, penalti y expulsión de Cáceres. Era un momento crucial, pues si los bermellones marcaban, igualaban la eliminatoria y quedaban 40 minutos por delante con un hombre más. Pinto paró el penalti y los azulgranas pasaron a la final, el resto de la historia ya la conocen, una historia “trimaravillosa”. Desde entonces el uruguayo tiene una cruz, por la cual nunca más jugará con el Barça.

Cáceres, dicho sea de paso, no tiene la cláusula de la vergüenza y de la cobardía, como sí tendrá Drenthe, que no podrá enfrentarse mañana al Madrid con el Hércules, donde los de la capital lo tienen cedido. El señorío del Barça está por encima de estas fruslerías amariconadas.