Volvió el gran Barça, el campeón de todo, el que nos hace disfrutar con su fútbol como no lo ha hecho ningún equipo en la historia de este deporte. Regresó Alves, y se notó, es otro equipo con el brasileño, pero también volvió el mejor Xavi, dando un recital de fútbol-control y de dominio en la medular, con un juego rápido y preciso, con una autoridad y unos destellos de calidad y excelencia, propias del mejor organizador del planeta. El mejor Barça de la historia, lo es ahora también por puntos conseguidos a estas alturas de temporada, pero esta vez conseguir la victoria (2-1), costó y mucho. Un Málaga muy bien plantado sobre el terreno de juego, haciendo muy bien las pocas cosas que sabe hacer y saliendo a la contra con velocidad cuantas veces podían, hicieron temer por los tres puntos.
El equipo malacitano, cuasi-filial del Madrid, con varios jugadores formados en la cantera merengue, incluso con un presidente que pasó por el primer equipo, puso una marcha más que la que utiliza habitualmente, seguramente por enfrentarse al equipo azulgrana, y también contó con la mala suerte en la definición culé y con la inestimable ayuda del ínclito Rubinos Pérez, que se dejó influenciar claramente por el “relañato” y “la caterva cibelesca” a la hora de desarbitrar el partido, no expulsando a un jugador andaluz por una dura entrada sobre Maxwel cuando ya tenía tarjeta amarilla y no concediendo el gol de Ibra, sancionando “peligro” en el área.
Tuvo que ser Pedro “el martillo de Ucrania”, cuando en la jugada menos elaborada del Barça, abriese el marcador con un derechazo al borde del área que sorprendió a Munua y al Camp Nou. Pero no se rindió el M.C.F (antes llamado C.D.M.) y en una contra velocísima, Valdo igualó el choque. Era el minuto 80 y los presagios no eran buenos, pero faltaba por llegar la jugada del partido, un genial pase en diagonal de Xavi, llegó a Alves que había roto en velocidad por su banda, y dio el pase de la muerte para que Messi sentenciara a un aguerrido Málaga, que ahí ya hincó la rodilla y cedió ante el empuje de la mejor versión del FC Barcelona.
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