El Atleti está convirtiéndose en los últimos tiempos en la bestia negra del Barça. Ya no caen tan simpáticos, ni son el segundo equipo en las preferencias, ni desde las huestes culés se les desea lo mejor. Es lógico, son capaces de estar a 31 puntos de distancia en la clasificación y ganarles, aunque ya no hagan más en toda la liga. Esto incluye sestear y regalar los seis puntos al Madrid en sus correspondientes enfrentamientos.
Pero no todo el mérito hay que dárselo a los colchoneros, que eso sí hicieron un espléndido partido con superioridad en la zona ancha con dos renacidos Reyes y Simao, y con dos estiletes tremendos en punta, también hay que darle su cuota de protagonismo al Barça más gris de las últimas épocas. Valdés no cubrió su palo en la falta, Jeffren no es lateral derecho, a los centrales les ganaron la espalda, a Maxwell lo desbordaron una y otra vez, Xavi jugó su peor partido de la última década, Iniesta estuvo sobremarcado, Pedro anduvo como pollo sin cabeza, Ibra estuvo torpe en el área y Messi se dispersó como si jugase con la albiceleste. Vamos que no fue la noche de nadie. Quizás Puyol fue el único que estuvo a la altura. Pero alguna vez tocaba perder, y después de 22 jornadas invicto, el Barça cayó por dos a uno.
Esta derrota no cambia nada en esencia, hay que recuperar a los futbolistas anímica y físicamente y a seguir igual. No pasa nada, hay que pensar que el Barça sigue líder y que en este encuentro confluyeron varias adversidades como las seis bajas de salida, casi todas en ellas en defensa, a la que hubo que añadir la de Keita al minuto de juego, y las imprecisiones que hubo durante los 90 minutos. Además parece que con las derrotas en el Calderón habrá que empezar a contar desde pretemporada. No me posicionaré sobre quién quiero que gane la Copa del Rey, pero como encuentre un sombrero de ala ancha “delnidiano”, me lo pongo y a cantar “es por eso que hoy vengo a verte...”
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