VERSIÓN ORIGINAL

Volvió el gran Barça a exhibirse en el Camp Nou, lo hizo ante el Panathinaikos en la Liga de Campeones, con una manita (5-1), aunque si hubiese sido una docenita tampoco habría sorprendido a nadie. Jugó el equipo azulgrana a placer, con el once de gala, con viento a favor, en casa, con su mejor versión original, pero no nos engañemos, lo hizo ante un rival menor, un conjunto el griego que dio toda clase de facilidades y que ni adelantándose en el marcador gracias a su veloz dupla atacante –Cissé y Govou- pudo parar el vendaval blaugrana. Ni pudo, ni supo, y asistió impotente a un caudal imponente de juego, ocasiones y goles.

.

Hasta ese tanto con impronta francesa en pase y en ejecución, marcado en el minuto 20, el conjunto heleno no había pasado del medio campo. Antes de esto el FC Barcelona ya había tenido multitud de ocasiones, pero no fue hasta que se vio por debajo en el marcador cuando respondió con efectividad, y lo hizo al minuto siguiente de que marcase Govou. Fue un pase en profundidad de Xavi al espacio libre, ruptura en velocidad de Messi y sutileza del argentino para alojar el balón en el fondo de las mallas. A partir de ahí coser y cantar. Cayeron todos seguidos, un desfile de pases con tiralíneas, paredes en medio palmo, frivolidades, triangulaciones, caños, regates y hasta goles de córner, como el que marcó Villa a bocajarro, tras peinada de Busquets. Un festival en azul y grana.

Leo brilló sobremanera, marcó dos goles, fabricó el cuarto para que Pedro solo la empujase, dio el quinto a Alves, provocó y falló un penalti, estrelló el balón en los tres palos (larguero y dos postes) y dio un recital espectacular. Los griegos todavía le están buscando. Se convirtió en el máximo goleador culé en Copa de Europa y tapó bocas a los que decían que parecía el de la albiceleste. También acalló rumores el Barça, dando un golpe de autoridad tras la derrota liguera, eso sí, despeja dudas sobre el once titular, pero las mantiene cuando entran en escena los teóricos suplentes.