Ujfalusi I El Despreciable

Se sobrepasaba el minuto 90 del partido que enfrentaba al Atlético de Madrid y al FC Barcelona en el Calderón, con el 1 a 2 en el marcador, y en una escapada de Messi hacia el área colchonera, una plancha terrorífica fue directa al tobillo de apoyo del argentino con alevosía y premeditación, era él, Ujfalusi I “El Despreciable”, un sujeto abyecto e indigno con sucias greñas y pinta de matón barriobajero, que deambula por los campos de España torciendo botas y segando piernas a partes iguales.

.

Este tipo miserable, tirando a muy miserable, no pasará a la historia por sus limitaciones futbolísticas, lo hará por la violentísima entrada con los tacos por delante que le hizo al mejor jugador del mundo, por suerte (o por desgracia, para el impresentable checo), el crack azulgrana no presenta afectación ósea, ni fractura alguna, sufre una distensión en el ligamento lateral interno, una lesión en la que también hay cómplices sibilinos como el permisivo arbitraje del infame Borbalán o las rastreras declaraciones del “indacente” periodista que dijo que había que parar a Messi por lo civil o por lo criminal.

Cuando se reuna el Comité de Competición esperamos una sanción ejemplar, con la misma dureza con la que se empleó Ujfalusi I “El Despreciable”, un castigo que lo mantenga alejado de los terrenos de juego, al menos el doble de partidos de los que esté Messi sin reaparecer, una condena que mantenga a este carnicero en una jaula, apartado de un espectáculo maravilloso que él quiere destrozar y ensuciar con su vileza y malas artes. Y es que este show preciosista, que es el fútbol, pierde brillo sin las estrellas protagonistas, es por ello que no tiene cabida la escoria abazofiada que lo desprestigia, que no quiere, ni puede participar en él, por deméritos propios. Porque los mitos cambian, pero los malnacidos son siempre los mismos.