jueves, 15 de octubre de 2009

EL QUE NO LLORA NO MAMA

Cada cuatro años se celebra el mayor acontecimiento del planeta fútbol. A la convención acudirán con redoble de tambores: guerreros hispánicos, caballeros anglosajones, leones africanos, gladiadores ítalos, capoeiros brasileños, luchadores argentinos y algún que otro soldado mercenario. Los mejores futbolistas de la Tierra se retarán en el coliseo de Sudáfrica. Y el mejor de los mejores, Lionel Messi, estará en el macroevento.

También estará con ellos, si la autoridad o el tiempo no lo impiden, Diego Armando-Jaleo Maradona, que al final del partido contra Uruguay, y abrazado a Bilardo, dejó un mar de lágrimas en el río de la Plata.

Primero fue San Palermo, y ahora el santificado es Bolatti. Pero Messi sigue siendo el proscrito. Esto no ha cambiado. Ni tras la charla previa al partido que le dio el técnico argentino. Imposible rendir así, tú te imaginas a Guardiola dándote unas instrucciones planificadas, y luego que te venga el barrilete cósmico a decir un par de soplagaitadas. Te tienes que contener para no desencajarte de la risa.

En Argentina, le dicen Messi “sabático”, y que todavía se le espera en el Mundial. Nos ha jodido mayo con las flores. ¿A quién si no van a esperar? Esperan que Verón de un recital en el mundial, que Bolatti marque de rebote o que Palermo anote en offside y les saquen las castañas del fuego.

Porque partimos de la base que no habrá expectación porque Diego de un recital de estrategia, o que haga un cursillo acelerado de entrenador. Aunque bien pensado, le haría más falta uno de “¿Cómo hablar en público?”, tras sus brillantes frases de hace unas horas: “A los que no creyeron, que la chupen” dijo en caliente, y ya más calmado agregó: “Sigan mamando”. Ahora cobran sentido las palabras del comentarista argentino de México 86, que tras el golazo de “el Pelusa”, exclamó: “una corrida memorable” (que más tarde pasaría a “los anales” de la historia del fútbol). Pues eso, “el que no llora no mama”, y Maradona lloró.

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