Nunca he terminado bien con ninguna de mis novias, de hecho, no tengo trato con ninguna, bueno alguna de ellas no merece ni un saludo. En esto hay cierto paralelismo con el Fútbol Club Barcelona, deja a sus parejas y todas salen por la puerta de atrás. Le pasó con Stoichkov, Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho,... eso por no retrotraernos más en el tiempo.
En Informe Robinson, vimos anoche a Samuel Eto’o, uno de los grandes de la historia del club. Él también ha sufrido en sus carnes el dolor de las relaciones rotas y el contrainflujo de la luna. Y claro, cada vez que el camerunés habla, sube el pan. Habló de lo divino y de lo humano de su marcha. Pero el problema, Samu, fue que no renovaste, y dentro de un año querías irte a otro club por un dineral. Así que no es tan grave, sólo te has perdido una temporada en el mejor club del mundo. Ya sabemos que la ruptura con el Barça es dura. También lo fue para Jennifer Anniston cuando la dejó Brad Pitt, o para Marichalar cuando le dejó la Infanta. Así son los idilios y los amoríos.
Hay que agradecerte tu trabajo, tus goles, tu despliegue físico, tu entrega -porque jugabas igual contra el Murcia que contra el Manchester-, tu compromiso y tu dedicación. Gracias por agrandar la leyenda del Barça. No te estanques en el pasado, vive tu noviazgo presente con el Inter, sigue siendo tú mismo, un león indomable y demuestra todo lo bueno que eres en el campo. “Sigue corriendo como un negro para vivir como un blanco”. Sé feliz. Aquí no olvidamos lo que hiciste por el club y siempre te estaremos agradecidos. Pero ya sabes hermano, como las relaciones amorosas, ninguna es eterna.
C'est l'amour, mon amie...
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