WENGER, PERSONA NON GRATA

Tras esa planta de actor de spaghetti western, Arsène Wenger, esconde y enmascara a un gabacho sibilino. Acaba, el sempiterno entrenador gunner, de sustraer otro juvenil al FC Barcelona. Como ya lleva unos cuantos, aunque el robo más destacado es el de Cesc, no hay que olvidar a Fran Mérida, es por ello que se propone nombrarlo “persona non grata” en Can Barça, o enemigo público número 1, como prefieran.

Ahora le ha tocado el turno al cadete Jon Toral, al que termina de birlar de la Masía, con 16 primaveras recién cumplidas. Es público y notorio que el chaval quería irse a Inglaterra, recordemos que su madre es británica, vamos que ha hecho bastante por terminar en la Premier, pero qué casualidad, que indefectiblemente vuelve a estar detrás del asunto, el empalagoso “Arsenio”, al que luego se le llena la boca con el “fair play”.

La calificación de non grata al técnico francés, se hace extensible por ende, al propio Arsenal, que es el que comanda las operaciones. La animadversión hacia los londinenses no para de incrementarse, pues todos recordamos las clavadas que pegaron al Barça con los fichajes de Overmars y Petit (48 millones de euros), o más recientemente con el de Henry (24 kilos), pero claro, eso ya es más problema del que lo paga, que del que lo ingresa. Lo que sería un autosabotaje gaspartiano o laportiano, dependiendo de la época.

Menos mal, que si en los despachos nos la meten doblada en la mayoría de las ocasiones, sobre el césped, los baños de fútbol caen del lado azulgrana. El partido más glorioso fue aquella Copa de Europa que se les ganó con el famoso gol de Belletti, y sin ir más lejos, evocamos la zurra de fútbol y de goles que les endiñaron en cuartos de final de Champions, los Messi y compañía. Ahora bien, toca espabilarse en ambos terrenos, en el económico y en el futbolístico. Y como dice Minguella: “en la vuelta de octavos, no habría que invitarles a cenar”.