No hay barra libre, ni estamos en un bar de carretera. Es la carta de bebidas que nos hemos desayunado esta mañana, en vez del tradicional café con leche.
Todavía estábamos saboreando el cava con el Balón de Oro que se lleva Messi, cuando de repente, el torneo del KO, nos deparó un copazo: Barça-Sevilla. Vaya con la suertecita en los sorteos, primero en la Champions: vodka ruso y limoncello italiano, y ahora podría haber sido agua de Alcorcón, pero ná, toma ya, rebujito sevillano. Vaya cuesta de enero azulgrana, encima sin Keyta ni Touré, que estarán tomando otra copa, esta vez en África.
Y sin solución de continuidad, ¡qué estrés! para esta noche, nada de cañas ni cubatas. A las diez de la noche, un Xerez-Barça. El último de la liga contra el primero. Pero esa abismal diferencia de puntos, no se notará sobre el césped. Habrá que poner la misma concentración e intensidad que contra Inter y Madrid. Máxime tras empatar en los tres últimos desplazamientos. Joder, además no lo dan por la tele, pues nada, a bajar al bar. Camarero, una copita de Jerez, por favor.
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