No sabemos qué tiene la palabra BARÇA que a todos nos gusta. Así acababa mi post de ayer, entre recelos y temores. Y vaya cómo nos gusta la palabra BARÇA. Ser del Barça es lo mejor que hay. Colosal partido de los culés frente al líder del Calcio. Y sin los cracks Messi e Ibrahimovic, (ya lo dijo Pep, que se podía ganar sin ellos), pero con los megacracks Xavi e Iniesta. Y con ese pedazo de entrenador-bendición que es Guardiola. Sólo de pensar que en vez de él pudo estar Mourinho, se me revuelve todo.
Tenía reminiscencias de Final con mayúsculas. Y como tal, así la jugó el Barça, con la clase y el poderío de un campeón, del actual campeón. Un 2-0, fiel reflejo de los méritos de unos y otros, y Mou en Alitalia para Milán. Si era una final como decían, tampoco había que preocuparse tanto, a Guardiola se le dan genial las finales. Le pegó un repaso de muy señor mío a su colega de banquillo. El Inter fue un pelele en manos de los azulgranas. Los mediocampistas italianos deberán estar tomando biodramina unos cuantos días por el mareo que les produjeron las combinaciones del Barcelona. Aunque todos los azulgranas rayaron a gran nivel, mención especial para Pedro “el martillo de Ucrania” Rodríguez, que dio muestras de su categoría en un partido de gran nivel.
Por otro lado, volvían al Camp Nou, viejos conocidos. Desapercibidos pasaron Motta y Quaresma en el campo, así como Figo y Laudrup en la grada. Pero el gran protagonista, merecidamente, fue Eto’o, que se llevó aplausos y agradecimientos a raudales. Hizo gestos a todos los culés, poniéndose la mano en el corazón. Nosotros también a ti Samu.
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