Ni San Mamés, ni San Pancracio, ni San Pedro, ni la Diosa Fortuna. Nadie se alió con el Barça en el inicio de su semana más decisiva. Cedió un empate en la catedral ante los leones, pero lo peor, con diferencia, fue la lesión de Messi. Si primero fue el virus FIFA el que atacó al Barça, ayer nos desayunamos con otro virus, el N1H1 de la gripe A, ya por la noche nos atacó el A1B1 (el empate a uno entre Athletic y Barça), y a posteriori, con mayor gravedad el M1KO (Messi 1 semana K.O.), el pibe será baja contra el Inter y posiblemente también contra el Madrid.
El Barça lo tuvo todo de cara para sentenciar en la primera parte, pero se mostró errático y fallón ante la meta de Iraizoz. No está acompañando la suerte esta temporada al campeón de todo. Ya se dejó dos puntos en Navarra con un gol de rebote en propia puerta en el último minuto. Y otro par se dejó ayer por el camino, con un gol en el único disparo que le hicieron a puerta a Valdés en noventa minutos.
Tampoco fue un encuentro para enmarcar, algún destello de Iniesta, la brega de Busquets, el control de Xavi, algún pase en largo de Chygrynskiy, el acierto-desacierto de Alves en los dos tantos. A pesar de todo, y de las dos líneas defensivas en prácticamente 15 metros, que dispuso Caparrós, el Barça controló el partido, dominó de cabo a rabo y tuvo sus ocasiones. Pero no era la noche de los delanteros culés, tuvo que ser Alves en una perfecta definición el que marcase tras magnífica diagonal de Xavi. Demasiado poco para liderar la liga y demasiada mala suerte en una semana trascendente, que se complica cada minuto que pasa
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