Que conste que a mí no me parece mano, yo habría pitado dobles, acompaña el balón claramente, o pasos si me apuran, incluso zona, que el tío llevaba más de tres segundos en el área. Está bien, está bien, fue mano. Clamorosa mano. Si hasta por un momento pensé que era Michael Jordan disfrazado de Henry, que iba a pivotar sobre su eje y hacer un mate sobre el larguero.
Vale que es mano, vale que el gol es ilegal, pero es un lance del partido, si el árbitro lo ve, que lo tarjetee, que lo expulse o que lo ponga de rodillas en el corner. Pero no creo que sea para tanto como dicen algunos, que si repetir el partido, que si pasar a Tití por la quilla del barco, que si su imagen se ha deteriorado, que si lo excomulgamos, que si lo largamos a New York a la Liga Americana, que si Gillette le va a quitar de sus anuncios. Venga hombre, no será para tanto, unos días de revuelo, agitar de pañuelos, pseudorevoluciones irlandesas, cargas contraplatinianas, un par de partidos de sanción para el capitán bleu y pelillos a la mar.
Soy el primero que reniega de estas triquiñuelas que desvirtúan el juego limpio, y el segundo que critica la actuaciones del galo en el Barça, pero no por una acción se puede echar tanta mierda sobre un jugador y una trayectoria brillantes. Y no es menos cierto que, aunque Pedro viene pisando fuerte, que sonó Ribery y que aprieta Robinho, Henry todavía tiene que ayudar a lograr objetivos en azul y grana.
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