En la final de Roma, Guardiola observó que la considerada mejor pareja de centrales del mundo: Ferdinand-Vidic, no conseguían salir con el balón jugado. A partir de ahí, Pep pensó en Chygrynskiy, como el central ideal para controlar el balón y desplazarlo cuando fuera necesario.
Por juventud, por falta de aclimatación, por la losa de su costoso fichaje, o por lo que sea, Dimitri, todavía no ha llegado de Ucrania, eso sí, debido al elevado precio del billete que el Barça pagó, alrededor de 24 millones de euros, se le sigue esperando por tierra, mar o aire.
Se le ve lento corriendo hacia atrás y hacia delante, llega tarde a las coberturas, casi no roba balones, comete demasiadas faltas por llegar tarde a la pelota, mide mal los pases en profundidad y en dirección, tampoco se le ha visto claro dominador del juego aéreo, ni tan siquiera contundente. En resumen, muestra carencias en casi todas las funciones exigibles a un defensa central.
Con todo, lo grave es que en Pamplona, no esté acertado y el que le sustituye, Márquez, empeore su actuación. Y lo sangrante, es que se le fichó sabiendo que no puede jugar esta temporada en Europa, cuando podría haberse sentido como pez en el agua en los dos complicados desplazamientos a Rusia y a Ucrania.
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