UN OCHO Y LA BARRIGA VACÍA

El FC Barcelona pasó como un ciclón por encima de Osasuna. Ocho goles le endosaron al equipo pamplonica. Un 8-0 soberbio para tapar bocas y vaciar barrigas. Se hablaba de que el Barça estaba con la tripa llena de títulos y de conformismos mal entendidos, pero los de Guardiola ofrecieron una lección de fútbol y se dieron un atracón de goles.

Fueron ocho, pero pudieron ser muchos más, cuatro palos y el portero rojillo se encargaron de que el marcador no fuese de récord. Los de Mendilibar pagaron los platos rotos de los empates azulgranas ante la Real y el Milán. ¡Y vaya cómo lo hicieron! La conexión Messi-Cesc fue demoledora, Xavi demostró una vez más porqué está considerado como el mejor jugador nacional de todos los tiempos y Villa volvió a recuperar su olfato goleador con dos tantos.

El número uno mundial marcó un hat-trick, el décimo de su carrera, y dio un recital de fútbol arte. Pero es que todos estuvieron a un nivel superlativo. Pep les leyó la cartilla y luego dispuso un 3-4-3, con Puyol liderando la zaga y Alves de extremo total, el brasileño fue un puñal por la derecha, desbordó, defendió y sirvió centros con precisión quirúrgica. Busquets volvió a jugar por delante de la defensa y se reencontró con su mejor juego en su posición de mediocentro, facilitando una transición hilvanada de la pelota.

Con todo el entramado ofensivo engrasado y enchufado, la vertiginosa circulación de balón y un exagerado 85% de posesión, las ocasiones y los goles se sucedieron uno tras otro. Muchos de ellos de una plasticidad cum laude. Messi, Cesc, Villa, Roversio en propia meta, y Leo de nuevo, cerraban la manita antes del descanso. En la segunda mitad, con los cambios, el ritmo bajó una marcha. Aún así, subieron al electrónico, el primero de Xavi, el segundo de Villa y el tercero de Messi. Aún hay hambre