CRUYFF NO LO MERECÍA

El titular de este artículo varía en función de si se lee en la época laportiana o en la era Rosell, si nos referimos a esta última, vendría a significar que el gran Johan no merecía ese título honorífico de presidente de honor del FC Barcelona, si hacemos mención al pasado mandato vendría a decir que “el flaco” no merece el trato que se le ha dado por parte de la nueva junta. Y quizás lo más probable es que todo no sea negro, ni blanco, sino del color con que se mira, y nuestra óptica siempre es blaugrana.

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Desde ella, cabe apuntar que desde el mismo momento en que la junta de Laporta aprobó el nombramiento de Johan Cruyff como presidente de honor, el 26 de marzo pasado, la unanimidad en el entorno no fue la misma que se respiró en la susodicha junta. Surgieron voces discordantes desde frentes variados que clamaban contra esa decisión porque entendían que sin consulta previa a los compromisarios era valetudinaria e improcedente. Desde aquí no nos pronunciaremos en estos términos, lo dejamos para la asamblea y para los doctores, que para eso los tiene la santa madre iglesia. Si bien no podemos dejar de manifestar, nobleza obliga, que nos dio vergüenza ver como Johan devolvía su insignia que lo acreditaba como miembro de honor del club, que se presentaba en las oficinas del Camp Nou y dejaba de ser Presidente de Honor. Nos dolió ver esa foto que nunca debió producirse, nos apenó ver a uno de los cuatro grandes de la historia del fútbol, rebajar su honor y el del propio Barça. Nos hizo daño.

Y lo hizo como reacción al comentario de la junta de Rosell, que había puesto en tela de juicio su nombramiento al considerar que esa figura no está recogida en los estatutos. “Si soy una molestia me aparto” pareció decir el holandés. Cuando en realidad lo que nos molesta es ver el trato lamentable que se le ha dispensado a uno de los más grandes futbolistas del Barça, de la historia del fútbol, al artífice del mítico Dream Team, al ideólogo de una nueva filosofía de juego que cambió la dinámica de un club perdedor para convertirlo en uno ganador. Y colocarlo en la senda de las victorias, de los títulos, de la grandeza que mantenía intrínseca desde su creación allá por 1899 y que encauzó para convertirse en lo que es en la actualidad, una club de referencia a nivel mundial, el mejor equipo de la historia del fútbol, el Fútbol Club Barcelona.