Venció el FC Barcelona al Elche por 3-0, un resultado susceptible de encuadrarse en el término goleada, según la RAE. Un marcador que se encendió en el segundo acto, puesto que los primeros 45 minutos fueron de un tedio absoluto. Juego lento, pesado, y futbolistas que aburrían a las ovejas y provocaban bostezos entre los aficionados. Tuvo que ser Messi, el de siempre, el que pusiera un poco de luminosidad ante semejante tenebrismo. El megacrack mundial anotó un doblete para evitar males mayores, esto es, otro tropiezo como el de hace tres días contra el Cádiz.
El Barça no jugó ni medio bien, algo que ya empieza a ser una constante. Pjanic sustituyó a Busquets en la medular, y desorganizó todo, bueno algo organizó... organizó una empanada monumental, con juego deslavazado e inexistente conexión con los puntas. Tampoco De Jong ni Pedri estuvieron especialmente acertados en la primera parte. Un disparo a puerta de cada equipo habla bien a las claras del pobre espectáculo que se estaba mostrando en el Camp Nou, otrora centro neurálgico del fútbol-arte mundial.
Tras la reanudación Koeman tuvo que sentar al centrocampista bosnio para tratar de reconvertir la situación, otro empate como el que se dio contra los gaditanos y habría sido la debacle total. Entró Dembélé y al rato Busquets. Messi se puso en modo resolutivo y con dos goles, que lo encumbran en el “Pichichi”, dio la tranquilidad requerida a un duelo que no pintaba nada bien, dado el correcto planteamiento de Escribá. En el primero fue asistido por Braithwaite, que le devolvió de tacón el esférico. Y en el segundo recibió un pase medido en el área de Frenkie de Jong, que había protagonizado una cabalgada de las suyas desde el centro del campo. Jordi Alba empaló el tanto definitivo, tras dejada de cabeza del propio Braithwaite. No fue un encuentro para sacar pecho, por momentos se llegó a pensar que los azulgranas tropezarían dos veces con la misma piedra, pero lo más importante, cuando el fútbol no acompaña, siempre es la victoria y en este caso no quedar descolgado definitivamente de la lucha por el título.
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