ÖZIL: UN NUEVO CASO DE ABERRONCHO

Valga la expresión, pero volviendo la vista a la parodia “josemotiana”, aquí tenemos un nuevo caso de “aberroncho”, el de Özil. Tras aberrocharse en el rocaje vivo el caso Cesc, ahora llega el turno del turco-germano. Otro culebrón. Y por si este fuera poco, podría tener continuación con el del argentino Mascherano. Vaya estío tedioso con tanto culebrón y sin canción del verano.

.

El caso Özil es rimbombante donde los haya, porque en teoría está hecho, pero en la práctica nadie sabe nada y la prensa afirma que se espera al “sí” de Guardiola. Se va a esperar una semana, pero ¿para qué tanto? O lo quiere o no lo quiere. O es que en siete días van a variar los criterios deportivos de Pep. ¿?

En fin otro culebrón, pero este además del meramente deportivo, llega también a lo más intrínseco del novelón, al estilo de los más puristas folletines venezolanos, que comienza en 2008 cuando Mesut Özil con 19 primaveras se incorpora al Werder Bremen alemán, donde inicia una relación amorosa con Anna-Maria Lagerblom, 10 años mayor que él. Ésta acababa de divorciarse de su marido el futbolista Pekka Lagerblom, internacional por Finlandia, y lo abandona todo por el joven Mesut. Ella deja familia, amigos y hasta religión, convirtiéndose al islam, la religión que profesa su nuevo novio.

La hermana mayor de la novia de Özil es Sarah Connor, que no es la de “Terminator”, sino una superestrella del pop germano, que también está recién divorciada y está liada con Diego, el jugador brasileño de la Juventus de Turín, el cual ha ayudado mucho en su carrera a Özil, porque jugaron juntos en Bremen, donde los cuatro músicos (oye, ahí sí que tendrán canción del verano), donde ya empezó a llamarle “cuñaaaao”.

Pero los familiares de Özil, todos ellos musulmanes, (su padre se llamá Mustafá) no veían bien al principio la relación del chaval con Anna-Maria, y tampoco les gustaba que jugase con la selección teutona en vez de con la turca. Pero el muchacho sigue con la chica contra viento y marea, y juega con Alemania, eso sí, ha prometido escuchar música turca e ingerir comida kurda. Así que colorín, colorado, este culebrón se ha acabado… El de faldas, porque el deportivo sigue aberronchándose…