"La jodimos" repetía una y otra vez el narrador del partido Sevilla - FC Barcelona. Se refería a Vlachodimos, el portero del conjunto local, pero para los seguidores azulgranas fue un "la jodimos" en toda su extensión. Ya había empezado a fastidiarse todo cuando algún tuercebotas decide colocar un partido de fútbol a las 4 de la tarde en Sevilla con 34 grados, o también cuando los dos extremos titulares del Barça se lesionan a la vez, y por qué no: cuando un ingrato De la Fuente decide convocar a un Lamine Yamal un poco tocado y no le da descanso. También la jodimos cuando en un partido que defiendes el liderato sales sin la intensidad necesaria, o la jodimos cuando te pitan un penalti inexistente nada más empezar el partido, cuando un jugador del Sevilla se tira a la piscina descaradamente. Y también la fastidiamos cuando tienes un penalti para empatar a dos el partido y lo tiras fuera por mucho. La jodimos Lewandowski. O también cuando tienes ahí a un Dani Olmo, que hizo diez partidos buenísimos la temporada pasada y no volvió a hacer nada, y en la presente sigue por los mismos derroteros, haciendo nada de nada.
Y después de tanta jodienda procede y es de recibo darle los méritos de los que se hizo acreedor el Sevilla CF. El 4-1 final puede ser hasta justo, si me apuran. Los andaluces también jugaban con 34 grados, aunque estén más acostumbrados, pero le echaron más bemoles, con una presión altísima que asfixió la salida de balón de Pedri y De Jong. Creando muchos problemas a la medular azulgrana y al mismo tiempo generando muchísimas contras y ocasiones de gol, cuando desbarataban la línea defensiva barcelonista. Especialmente lo hacía Isaac Romero que rompía el fuera de juego desde la segunda línea. Fue él, el que hizo el salmón tras un forcejeo con Araújo, tirándose sibilinamente y engañando al árbitro del VAR primero y al árbitro de campo después. Alexis Sánchez inauguraba el marcador de penalti mentiroso. Pero los locales seguían percutiendo dada la baja consistencia del rival. El propio Isaac Romero, después de un par de errores claros, marcaba el 2-0. En el último minuto Rashford acortaba distancias tras asistencia precisa de Pedri.
Tras la reanudación y con un par de cambios defensivos con la inclusión de Eric García y Balde, los de Flick mejoraron ostensiblemente, y a punto estuvieron de igualar la contienda si no hubiese sido por Rooney, que falló dos mano a mano con el portero la jodimos, perdón: Vlachodimos. Tampoco tuvo el día Lewandowski, que erró un penalti cometido sobre Balde, que habría supuesto el empate a dos y un partido nuevo. Con el Barça a la desesperada, el Sevilla anotó el tercero y el cuarto en el añadido -Carmona y Adams-, para culminar una goleada que hacía perder el liderato de la liga al Barça, dejándole muy tocado, y muy jodido.

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