Se
podría contar como que el FC Barcelona dio un golpe de autoridad o que
resolvió a la heroica en el minuto 93, pero hay que decir las verdades sin
pelos en la lengua: el Barça hizo un horrendo partido, sobre todo en defensa. Sin
ritmo, sin velocidad en la circulación, un encuentro canalla, canalla, el que
se marcó el equipo azulgrana en todas las facetas del juego. Solo se salvan el
jugadón de Pedri, que se paseó por el área del Girona hasta que
marcó con un pase a la red, y por supuesto el tanto de la victoria de “Talín
Alexanco” Araujo. El uruguayo se presó a jugar de delantero centro los
últimos diez minutos y anotó un gol de “9”, que habría firmado el mismísimo Lewandowsky.
No
se sostiene bajo ningún concepto la defensa adelantadísima que “Don Cabezón”
Flick quiere mantener a toda costa. No. De no ser porque sonó la flauta con el
segundo gol, ahora estaríamos hablando de tres partidos sin ganar, y lo que es
peor, contra tres equipos de muy distinto nivel, pero con un denominador común,
que los tres, y por ende todos, han pillado el truco de la zaga adelantada a la
medular y todos la rompen como si fuese un cuchillo en la margarina, con
jugadores de segunda línea que salen disparados al pase al enorme hueco que
queda entre la defensa y Szczesny (o Joan García). Hasta tres goles
cantados tuvo el Girona rompiendo el fuera de juego, una se fue fuera, otra al
palo y la tercera la detuvo el portero. No quita para que sea un suicidio colectivo,
y a los culés no les gusta suicidarse, les gusta disfrutar del fútbol y, sobre
todo, sobre todo: ganar. Y así no se va por el camino correcto. Urge un cambio
de dirección, o mejor dicho un volantazo.
El
conjunto de Míchel, a pesar de la derrota, sale reforzado de este duelo,
y no solo por el golazo de chilena de Witsel, sino también por el juego colectivo
ordenado. Puede valer para los locales como pequeña, muy pequeña, ínfima excusa
que faltaba todo el ataque titular: Lewandowsky, Raphinha, Ferrán Torres,
Dani Olmo, ... Fermín salió tras lesión. También se puede reseñar
algún brote verde como el exquisito lanzamiento de falta al larguero por Marcus
Rashford, la incorporación de Rooney, que saltó al campo aportando ese
componente eléctrico que le faltó a sus compañeros toda la tarde, y por qué no
decirlo, que sabe a gloria una victoria en el último suspiro, que además te aúpa
al liderato de la liga.

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