Tanto
va el cántaro a la fuente que al final se romperá. Pero este dicho tradicional
no lo tiene interiorizado el FC Barcelona de Flick, que una y
otra vez parece abonado a las remontadas heroicas. Esta vez tuvo que repetir
una de ellas en el Carlos Tartiere, ante un conjunto, el Real Oviedo,
que solo había marcado un gol en cinco partidos. El resultado final 1-3 para
los azulgranas hace justicia ante lo que se vislumbró en el duelo, acoso y
derribo por parte de los visitantes, y defensa numantina por parte de los carballones.
Los de Paunovic lo único reseñable que hicieron fue intimidar los diez primeros
minutos con una serie de cornérs, que el Barça solventó con autoridad. A partir
de ahí Pedri cogió la manija y llegaron las primeras ocasiones, Ferrán
Torres no estuvo tan fino como de costumbre, pero ya empezó a meter el miedo
en el cuerpo a la parroquia ovetense. Un fallo garrafal de Joan García,
que salió a por uvas fuera del área y entregó el balón a Reina, sirvió
para que este inaugurase el electrónico desde casi la divisoria. No fue el día de
Joan, que acabó con el menisco fastidiado.
Tras
la reanudación entró Frenkie de Jong, en sustitución de Casadó, y
el decorado cambio ostensiblemente. El holandés es otro nivel. Fue todo uno: juntar
a la dupla Pedri-De Jong y el Oviedo a perseguir sombras. La igualada se venía
venir, con un Barça tan volcado en ataque, hasta tal punto que Araujo
centró desde el extremo izquierdo y el lateral derecho en funciones, Eric García,
empató el encuentro, tras recoger un rechace a disparo de Ferrán. El partido pedía
más madera. Lewandowsky al rescate. De Jong le envió al polaco un centro
con música, y los tempos del remate que realizó “Lewy” fueron para enseñar en
cualquier escuela de fútbol base: preciosista remate de cabeza, que tras giro
espectacular de cuello se coló por la escuadra. Era el 1-2 contra un Oviedo sin
fútbol, e incapaz de sacudirse el dominio culé.
El
Oviedo es un equipo simpático, pero no ha adecuado su sorprendente ascenso a
Primera con un empujón ofensivo. El delantero con gol está muy cotizado. Se
comprende. Pero con un conjunto cogido con alfileres al que le añades a dos veteranísimos
como Cazorla y Rondón no da para esta categoría, es probable que
no dé. Así lo refrendó Araujo con un testarazo en el 88 a la salida de un
córner, para finiquitar las esperanzas de los azulones. El Barça vuelve a la
Ciudad Condal con los tres puntos, pero con dos bajas de mucho peso: Joan García
y Raphinha. Llega la hora de Szczesny.

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