El
FC Barcelona volvió a arrasar al Valencia CF (6-0), como ya lo
hiciera la temporada pasada con otra goleada de escándalo, en aquella ocasión el
marcador fue un sonrrojante 7-0, de los que hacen pupa en lo moral y en lo psicológico.
El Barça disputaba su primer encuentro de esta temporada en casa y lo hacía en
el Johan Cruyff, un estadio con capacidad para 6.000 personas, pero con un
terreno de juego en perfectas condiciones, y eso también debió ayudar lo suyo a
la hora de someter a los chés. Se presentaban los de Flick ante
su afición, tras tres partidos fuera de casa, con bastantes bajas en el once
inicial, Lamine Yamal, Frenkie de Jong, Raphinha, Balde, … todas ellas
ausencias de peso, que a la larga no se hicieron notar, ya que los azulgranas
fueron amos y señores del partido durante todos y cada uno de los minutos del
mismo. A Joan García no se le vio prácticamente, dada la inoperancia de
los visitantes.
Los
locales jugaban de maravilla, pero no encontraban el premio del gol, ora se emborrachaban
de balón, ora no acertaban en la definición. Ferrán Torres, que tuvo una
actuación notable, falló dos “mano a mano” con el portero, de esas que un
delantero centro top no puede errar. Fermín lo hizo en su primer
disparo, pero en el segundo ya no perdonó, cruzando el esférico con un zapatazo
que sorprendió a Aguirrezabalaga. Asistencia al primer toque de Ferrán,
por cierto. Los de Corberán ni se acercaban a las inmediaciones de la portería
culé. Con esa mínima ventaja se llegó al descanso. El Valencia daba gracias por
ese resultado, y ni se imaginaba la que se le venía encima.
Tras
el paso por el túnel de vestuarios el decorado no cambió. Sí los actores,
entraba cada vez más poderío atacante blaugrana. Saldrían: Raphinha, Dani
Olmo, Lewandowsky, etc. El brasileño, reservado tras la paliza de viaje
que le hizo pegarse el infame Ancelotti, que cometió agravio flagrante, no
convocando a ningún brasileño madridista, salió en el 46 y a los veinte minutos
ya había marcado un doblete. Ambos tantos siendo más astuto que los pipiolos
defensas blancos. Entre los dos goles del extremo, Fermín lanzó un mísil desde
fuera del área que dobló la mano del portero, marcando el golazo de la noche.
El canterano fue el MVP del encuentro, refrendando con actuaciones de este
calibre el porqué el Chelsea quería pagar una millonada desorbitada por él. El
Barça no bajaba el ritmo, y su rival sí los brazos, así que fue el momento de
Lewandowsky, que emuló a Raphinha y anotó un doblete en veinte minutos. En los
instantes finales entró Marc Bernal, tras más de un año de baja por
lesión, y el estadio le recibió con una estruendosa ovación, pero por suerte
para el Valencia el marcador ya no se movió más.

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