El Barça también endiña una manita al Sevilla.

 

Volvió el FC Barcelona a perforar cinco veces la portería rival, en este caso el damnificado fue el Sevilla FC, que comenzó correctamente en el Estadi Olímpic, pero que poco a poco se fue desinflando y recibiendo golpes (futbolísticos) por todos lados de la apisonadora azulgrana. De hecho, el 5-1 final se quedó corto, pues el mejor jugador sevillista, Nyland, se sacó tres paradones que hubiesen dejado el marcador demasiado sonrrojante para los de García Pimienta. En resumen, los andaluces no inquietaron demasiado a los culés en su paso por Montjuic.

Los locales salieron dominando, como viene siendo habitual, ni tan siquiera la baja de última hora de Eric García, y la inclusión de Ansu Fati, fueron obstáculo para este arrollador Barça. Las ocasiones de gol se iban sucediendo en la meta sevillista. Ansu, Lewandowski, Lamine, … Hasta que Raphinha fue objeto de penalti por parte de Peque, el cual lo transformó en gol Lewy. Fue el acabose para los de Nervión, ya no reaccionaron. Un zapatazo a la escuadra de Pedri supuso el segundo tanto. Y en el 39 el delantero polaco desviaba con toda la intención un zurdazo de Raphinha para sentenciar el partido antes del descanso. Los visitantes solo dejaron detalles tibios de la mano de acciones veloces de Lukebakio y Ejuke.

De esta forma el segundo acto se presentaba propicio para la reaparición y el rodaje de los lesionados, así saltaron al césped Fermín y Gavi, este último con una estruendosa ovación, tras once meses en el dique seco, pero Flick no se la quiso jugar con Dani Olmo ni con De Jong. El encuentro perdió ritmo, es lo propio cuando lo has sentenciado en media hora, y parecía se encaminaba a quedar así, pero la salida de Pablo Torre le dio un soplo de aire fresco, el chaval se reivindicó con un doblete en apenas 15 minutos. Entre sus dos dianas el Sevilla aprovechó una contra para meter el gol de la honra, cuando Stanis le ganó la espalda a Cubarsí y batió a Iñaki Peña. El Barcelona convenció y parece preparado para el Tourmalet que le llega con Bayern y Madrid en cuatro días, máxime con el pichichi Lewandowski en estado de gracia.