Tremendo
baño el que dio el Barça al Madrid en el Santiago Bernabéu. Un 0-4 escandaloso,
una goleada de las que escuecen y un golpe de autoridad del FC Barcelona
en una liga que ya lideraba. Un repaso en toda regla dirigido por el comandante
Flick, que no titubeó ni un segundo, ni contra el Bayern, ni contra el
Madrid, para mantener su esquema, su línea defensiva adelantada, ni su presión
en todo el campo. Los azulgranas dejaron al eterno rival en fuera de juego siempre,
metafórica y literalmente, durante los 90 minutos del partido, relegando al más
absoluto ostracismo a los mediáticos Mbappé, Bellingham y Vinicius.
Fue
un clásico de ida y vuelta, trepidante y con presencia en las dos áreas, siendo
los visitantes más efectivos que los merengues. Con un Lewandowski en
plan estelar, convirtiendo en oro todo lo que toca y un Iñaki Peña que se
reivindicó con paradones de todos los colores. El delantero centro polaco,
ahora mismo el mejor “9” de toda Europa, masacró a los blancos con dos golazos
de nivel mundial, el primero de disparo ajustado a la cepa del poste, desde
fuera del área, tras pase filtrado de Casadó, y el segundo con un
cabezazo para poner en todas las escuelas de fútbol, “masterclass de cómo
cabecear al fondo de las mallas y que los dos centrales miren atónitos cómo te
elevas por encima de ellos”.
El
primer acto acabó en tablas, tras el tanteo de rigor, y los fallos inherentes a
la presión de un encuentro de esta magnitud. Tras la reanudación entró al campo un imperial Frenkie de Jong, en sustitución de Fermín, y llegó la eclosión
culé, cuatro golazos como cuatro soles, que dejaron temblando y escocido al estadio
madridista. A las dos dianas en dos minutos de Lewy, le siguieron los
golazos de Lamine Yamal, que mandó al banquillo a un sobrepasado Mendy, tras ese
derechazo que quitó las telarañas de la escuadra de Lunin; y una vaselina de Raphinha,
que tampoco supo defender Lucas Vázquez. Con ese 0-4 finalizó el duelo, estalló
la felicidad en azul y grana. Y el Barça, más líder todavía, conquistó el
Bernabéu, con una espectacular puesta en escena expuesta con su mejor defensa,
su rigurosa disciplina táctica, su superioridad técnica y física. En resumen, un
baño y un repaso en toda regla.