domingo, 28 de enero de 2024

El Barça dice adiós a la liga y Xavi también se despide

 

El FC Barcelona de Xavi hizo historia el 27 de enero de 2024. Historia negativa: cayó en su estadio (Lluis Companys, en este caso) por 3-5 ante el Villarreal. Jamás el Barça había encajado cinco goles como local. Nunca. Y el desenlace, aunque inesperado, parece lógico: Xavi Hernández anunció que deja el equipo en junio. No por la goleada encajada, sino por un cúmulo de malos resultados, dos títulos perdidos y una liga imposible de ganar. Y sobre todo, sobre todo, porque la frase que el egarense pronunció hace escasas fechas: “el Barça está en construcción” fue lapidaria. Es peliagudo, a la par que obsceno, afirmar eso después de más de dos años al frente del primer equipo. Y uno no es dudoso con la figura de Xavi. En absoluto. Llevamos contando en este blog las aventuras y desventuras del Mejor Club del Mundo durante 16 años, y el primer artículo lleva la foto del mítico jugador azulgrana: Don Xavier Hernández Creus.




En lo que a la debacle final se refiere el Villarreal consiguió descentrar a un Barça que no necesita mucho para acabar distraído. Christensen defendió mal el gol de Gerard Moreno. Cancelo regaló un pase atrás en el 0-2, que Akhomach solo tuvo que regatear a Peña y marcar a puerta vacía. Cuando todo parecía torcerse llegó la remontada “interruptus”. Tres goles de los locales en once minutos daban la vuelta a la tortilla. Gündogan, Pedri y Bailly en propia meta, situaban el esperanzador 3-2. Pero este pipiolo Barça no sabe cerrar los partidos, ni con una falta táctica, ni con oficio, ni con nada, … Así una contra permitió a Guedes igualar la contienda, a Sorloth ponerse por delante, de nuevo; y a Morales crucificar al Barça de Xavi. Estos minutos finales fueron de una impotencia mayúscula, de fallos pueriles encadenados y de una decadencia brutal. El crédito se agotó para Xavi, sin Supercopa, sin Copa, sin Liga, y con la Champions sabiendo que se puede eliminar al Nápoles, pero que si pasas de ronda el siguiente rival te puede pintar la cara sin contemplaciones. En definitiva, una ruina en el más amplio sentido de la palabra, en lo deportivo y en lo económico. Y uno que es economista no sabe decir a ciencia cierta cuál es más grave de los dos.

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