domingo, 22 de abril de 2018

La Copa para el Rey, con manotazo incluido


Siempre le quedará la feria de abril al Sevilla CF para pasar el mal trago del 5-0 que le infligió el FC Barcelona en la Final de la Copa del Rey. Los azulgranas pasaron el rodillo en el Wanda Metropolitano y destrozaron a los andaluces en un partido que pasará a la historia por la goleada, por el excelso juego de los culés, por la enésima exhibición de Lionel Messi, por ser la 30ª Copa del Barça, y por ser la última final que disputa el mejor jugador español de todos los tiempos, Don Andrés Iniesta.


El manchego fue de los mejores del duelo, marcó los tempos del encuentro nada más comenzar, doblegó a los mediocampistas rivales y anotó el más bello gol de la final. Al ser sustituido recibió la ovación de todo el estadio, independientemente de los colores Iniesta fue despedido como se merece, por su sublime actuación y por su brillante trayectoria.
El Barça salió enchufado desde el pitido inicial. El once titular habitual, con la inclusión de Cillesen, estuvo espléndido, todos de diez. Es más el portero no habitual inició la jugada que devengaría el primer tanto, su pase en largo lo recogió Coutinho para asistir a Luis Suárez. Los de Valverde avasallaban al rival con su asfixiante presión y su impecable juego. Iniesta estrellaba el esférico en el travesaño en el que podía haber sido el segundo de la noche. No falló Messi que, tras una soberbia asistencia de tacón de Jordi Alba, batía a un David Soria desarbolado, al igual que sus compañeros, por un inmenso Barcelona. El tercero lo metía Suárez tras aprovechar un pase filtrado de Messi por el único espacio por el que cabía una pelota.
Tras la reanudación los de Montella intentaron acercarse a la meta del inédito Cillesen, pero el golpe definitivo estaba al caer. Iniesta se asoció con Messi en una pared de escándalo que el de Fuentealbilla culminó tirando al portero al suelo y marcando a placer. Era el broche final al partidazo de un genio. Aunque todavía faltaba redondear la manita. El 5-0 lo firmaba Coutinho de penalti. Fue otra concesión de Messi, no la última, pues el rosarino le dejó todo el protagonismo a Iniesta para que este, en un día tan señalado, subiese solo a recoger la Copa de manos del Felipe VI. De Rey a Rey.

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