miércoles, 11 de abril de 2018

El Barça desciende a los infiernos en Roma


Si hace un par de días se hablaba en Can Barça de la igualada del récord de imbatibilidad tras 38 partidos consecutivos sin conocer la derrota en liga, si inclusive algunos jugadores azulgranas hablaban del posible triplete, en definitiva que casi se rozaba el cielo futbolístico, ayer en el Olímpico de Roma, otrora campo divino para los culés donde se levantó una Champions, el FC Barcelona descendió a los infiernos en un partido para olvidar ante el A.S. Roma, pero que quedará en la historia para siempre por el ridículo infame que protagonizaron los jugadores de Valverde sobre el césped romano. Dilapidaron una renta de cuatro goles a uno sin prácticamente hacer nada de nada en todo el encuentro. La nada absoluta. Y eso es lo que queda en el sentimiento de millones de aficionados que vieron absortos e impávidos como los suyos exhibían su displicencia en la capital italiana.


Nadie se salvó de la quema, ni tan siquiera Messi, que tuvo una de las peores noches que se le recuerdan en el Barcelona. La defensa hizo aguas, Busquets tocado estuvo irreconocible, la medular no controló el partido, ni Luis Suárez mostró su inherente pundonor, ni tan siquiera Iniesta estuvo reconocible. Así con este panorama solo se jugó a lo que quiso la squadra giallorossa salieron a morder desde el inicio y no se detuvieron hasta lograr los tres tantos que les clasificaban para semifinales. Dzeko, pesadilla para los centrales barcelonistas, De Rossi, de penalti, y Manolas a la salida de un córner, dejaban fuera al cinco veces campeón de Europa.
Ahora tocará a las mentes brillantes del barcelonismo buscar los remedios a tantos males. La plantilla no ha sido lo amplia y con la calidad deseada, así los titulares se han cargado de minutos, llegando medio quemados al mes de abril. El desgaste ha sido evidente. Tampoco los casi 300 millones invertidos en Coutinho y Dembelé han contribuido en nada, el brasileño no podía disputar esta competición, y el francés salió del banquillo cuando quedaban diez minutos, con una incidencia nula. Con todo y a pesar del varapalo toca levantarse, Liga y Copa están esperando y todavía, pese al resquemor actual, la temporada puede ser magnífica.

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